viernes, 3 de octubre de 2014

Elección del alma al encarnar


¡Hola Denyse!
"Antes de encarnar el espíritu elige el planeta, el lugar, la familia y también planea las vicisitudes que tendrá que afrontar durante su vida en el plano físico..." (sic)
Me interesa sobremanera tu punto de vista sobre el párrafo anterior...Sigo aprendiendo y debo aclarar mi criterio sobre el particular. Muchas gracias.
Saludos a Todos Ustedes.
M.


Hola M,

Consideramos que para que un alma puede llegar a tener la capacidad de elección madura necesaria para que su experiencia de vida próxima sea acorde a las leyes de la vida, principalmente a su karma personal, tendría que tener un nivel evolutivo mayor al promedio del que tiene actualmente la humanidad. No descartamos la idea de que podamos llegar a visualizar con claridad la conveniencia espiritual de encarnar bajo ciertas circunstancias; de que en algún momento tengamos la clara consciencia del sentido de encarnar y de la tarea o tareas que nos hayamos propuesto realizar para aprovechar la experiencia de una encarnación. Incluso, si crecemos lo suficiente, ver en perspectiva, como pueden suceder las cosas, así como un águila puede planear su vuelo desde las alturas...Pero el llegar a esto, sin duda requiere que antes hayamos tenido otras experiencias previas que nos hayan acercado paulatinamente a esa consciencia. De igual manera que para decidir una carrera universitaria requiramos haber hecho una secundaria previa obligatoria donde hayamos aprendido la necesidad de comenzar a pensar en nuestra vida futura, en nuestro papel en la sociedad.
Si aplicamos el principio: "como es arriba es abajo" y viceversa, es más fácil ver que no todas las almas humanas podrían tener un maduro criterio de elección que sirva a la finalidad evolutiva, es decir, no todos elegirían lo que les "conviene" vivir desde la óptica espiritual y en coherencia con la ley de causa-efecto, de la misma manera en que un niño no suele elegir las materias que debe aprender en el colegio, porque el alma que aun trae el peso de la energía egoica (apegos, deseos, miedos, etc.) seguramente elegiría circunstancias que satisfagan el capricho de esa parte egoica y lo haga sumergirse en la ilusión (la de evadir el dolor y buscar el placer, o la de seguir buscando las necesidades de control típicas del ego), perpetuando así su estancamiento espiritual. Por fortuna si hemos de confiar en la Causa-efecto como una "ley", tendría que ser necesario -y como prueba clara de la existencia de la justicia espiritual- que las energías de la naturaleza , se encarguen del alma que está en este infantil estado y la conduzcan o la acerquen a la opción u opciones  que sean acordes a su necesidad evolutiva, osea, aquellas experiencias que necesita y le puedan ser más útiles para aprender. Esto es independiente de que dichas experiencias puedan ser para ese ser más "difíciles o fáciles.
Mientras nuestra capacidad de hacernos responsables de nuestras elecciones esté limitada por nuestra ignorancia, estaremos expuestos a las leyes de vibración y de atracción, aquellas que harán que estemos en el lugar que tengamos que estar. Es similar a lo que ocurre con las fuerzas astrológicas: dirigen las circunstancias y los impulsos emocionales-mentales del carácter de aquellos que no han aprendido a utilizar voluntariamente esas fuerzas, de la misma forma en que un hombre dormido viaja en un barco en medio de la tormenta y se diferencia de la habilidad de un experto marinero. Así mismo es la vida de quien ignora las leyes y su alma sigue siendo esclava del ego.
Muchos no comparten esta postura debido a que ven como algo inviolable el don del libre albedrío...pero habría que preguntarles cuántos humanos son verdaderamente libres de elegir en la vida...Nosotros pensamos que la libertad real va de la mano del conocimiento y la responsabilidad, y para ser responsables debemos amar lo que hacemos...¿Cuántos de nosotros lo hacemos?. Son muchos los humanos a los que aun nos hace falta saber que es la verdadera voluntad, y qué es una verdadera elección que no sea afectada por la fuerza de la corriente de los paradigmas impuestos y los pensamientos ajenos. Por eso consideramos que el hombre que tenga la soberbia de afirmar que puede decidir algo tan importante como es la propia encarnación, sin que ni siquiera pueda tener el control de un pequeño aspecto o momento de su vida, es como un niño que se engaña y no puede aceptar que tiene padres y que aún no ha aprendido a valerse por sí mismo.
Un abrazo,

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