La canalización telepática es la posibilidad de comunicarse
de manera intencional y consciente con una entidad de carácter espiritual sin
la intervención del lenguaje común, sino a través de la mente y de manera
conceptual. Teniendo en cuenta que todos los seres de alguna manera somos
entidades espirituales, dicha comunicación es posible con seres encarnados o
desencarnados, siempre y cuando el nivel de conceptualización o elaboración del
pensamiento abstracto sea similar, como ocurre entre espíritus humanos,
espíritus elementales, angélicos o planetarios, por compartir en común una
identidad individual y de carácter mental.
El proceso
de canalizar
Toda entidad espiritual posee diferentes herramientas de
expresión en el plano de manifestación física. De la misma manera que tiene la
posibilidad – en algún momento– de utilizar un cuerpo físico, puede usar
niveles de energía más sutiles tales como su cuerpo etéreo, sus emociones, y
sus pensamientos (ideas desarrolladas con energía mental concreta o egoica) y
conceptos (ideas sintetizadas similares a una intención o imagen provenientes
de la energía mental espiritualizada). Son éstos últimos niveles de energía los
que el Alma de un ser conserva de manera más permanente a lo largo de sus
diferentes ciclos de vida, y pueden expresarse sin la presencia de un cuerpo
físico al ser más sutiles, fluidos y menos limitados por el espacio-tiempo.
Cuando una entidad busca comunicarse con nosotros, y al
mismo tiempo nos encontramos preparados y relativamente conscientes para ello,
entonces la canalización telepática se da de manera natural. Es aquí donde sus
conceptos son percibidos por nosotros y luego interpretados a nuestro propio
lenguaje basándonos en el conocimiento previo que tenemos sobre el asunto
transmitido. Es por esto que se llama “telepática” ya que existe un trasmisor
conceptual y un receptor de dicha información a un nivel mental.
En este sentido una canalización puede ocurrir de manera
espontánea y por breve tiempo sin que necesariamente el receptor sea plenamente
consciente del proceso. Esto ocurre a veces cuando nuestra Alma intenta
establecer una conexión con nuestro ego o personalidad, y algunas veces cuando
sentimos empatía por determinada entidad, que a veces tomamos como guía o
referente espiritual. Esto explica porque ocurren ciertos fenómenos de
comunicación entre personas encarnadas, en que al parecer “leen el pensamiento
o la intencionalidad” del otro, cuando lo que ocurre es una simple transmisión
entre el Alma de uno con el campo mental del otro. Es este “fenómeno” el que se
da comúnmente en una canalización: un acercamiento de la energía conceptual de
un Alma al campo mental de un receptor, cuyo estado de apertura le ha permitido
percibir el mensaje.
Sin embargo es muy común que esta comunicación, por la falta
de una adecuada preparación y conocimiento de este proceso, se realice con poca
consciencia y a menudo se piense que la información recibida o interpretada es
producto del propio razonamiento. Muchas personas hoy en día se encuentran en
este nivel, y la gran mayoría se encuentran en un letargo espiritual y en un
escepticismo tal que incluso esta mínima posibilidad escapa de su realidad.
La capacidad de canalizar no es un proceso dependiente de un
alto grado de nivel espiritual, sino mas bien el resultado de prácticas y
experiencias asociadas a vivencias pasadas. Es el trabajo activo en el campo
espiritual, la constante búsqueda de conexión con el mundo no material y la
empatía vibracional con dicho mundo, asociado con la tarea de vida personal, lo
que a la larga brinda la posibilidad de desarrollar este tipo de comunicación.
No obstante se requieren ciertas condiciones en el receptor
para que esta se dé de manera fluida y consciente. Como hemos dicho, mientras
la personas no tenga un mínimo de conocimiento vivencial de otras dimensiones
de conciencia (no materiales), de manera personal y natural, existirá un
bloqueo anticipado a la posibilidad de canalizar. Lo que hemos observado de
acuerdo a la experiencia, es que una persona puede comenzar a prepararse para
la canalización una vez es consciente de que el cuerpo mental actúa
permanentemente en todos los seres que lo han desarrollado, como una antena de
radio capaz de recibir información de todo tipo y sintonizar la fuente de dicha
información. También requiere que además del conocimiento haya tomado relativa
consciencia de su comunicación conceptual con “alguien externo a sí mismo”,
aunque no identifique en principio de que guía se trata.
Lo más común en el proceso de canalizar conceptos, es lo que
ocurre a nivel colectivo con las formas de pensamiento construidas y
fortalecidas entre muchos: llamados comúnmente paradigmas o ideologías. Pero al
hablar de canalización psíquica, aclarando que se trata de una comunicación más
íntima entre dos entidades, es importante resaltar que el receptor debe estar
en posibilidad de ampliar “su propia antena” y focalizarla o sintonizarla a
cualquier nivel. Así como a nivel de radio el AM o el FM difieren haciendo
menos o más clara la transmisión, de igual manera no es lo mismo focalizar
nuestro campo mental con alguien cercano (un guía), a realizarlo con un ser
desconocido o que ha fallecido o que se encuentra en otro nivel evolutivo, para
lo cual requerirá de una “antena” más amplia y de una facultad especial,
habilidad que algunos desarrollan con técnicas o mejoran a partir de su innata
capacidad tanto biológica como evolutiva. Por lo general quien ha logrado
realizar dicha conexión con personas que no son necesariamente afines a su
vibración espiritual poseen una facultad no muy común de percepción psíquica,
un mayor desarrollo pineal. Por otro lado el avance en la conexión con el Alma
(sentimientos e ideas superiores) contribuye a que la conexión con el propio Yo
Superior (que integra la Chispa Divina y la Conciencia Espiritual) sea más
continua y fluida y con el tiempo se va requiriendo menos de la facultad
psíquica como tal para lograrlo.
Según nuestra visión, no es necesario que quien canalice sea
una especie de “enviado de luz” o un “maestro encarnado”. Hoy en día se
encuentran algunos trabajadores de luz que han despertado a esta misión y se
prestan de manera sencilla y sin necesidad de protagonismo alguno para esta
tarea de ser receptores de mensajes que en muchos casos han transformado la
vida de cientos de personas, ayudándoles a elevar su nivel de conciencia
actual. Aunque no negamos que es apenas natural que la mejor forma de enseñar
es el ejemplo mismo y que el trabajo interno espiritual de un canalizador
mejora grandemente la eficacia en la comunicación, especialmente cuando se
intenciona a niveles elevados (canalización angélica o de Maestros ascendidos),
no desvalorizamos todo mensaje que ayude al crecimiento personal y al mejoramiento
de la humanidad.
Por otro lado muchos maestros de la humanidad hicieron un
uso de su capacidad canalizadora de manera tan natural que no fue notoria entre
sus discípulos, ni se vio de manera separada de la esencia propia del maestro.
Es nuestra postura considerar que todo ser “especial” que ha venido a dar un
mensaje relevante y que con su mera presencia ha marcado la historia humana, ha
roto con la dicotomía de canalizar externamente a sus guías, pues a esta altura
evolutiva se ha convertido él mismo en su propio Maestro, ha integrado en sí
mismo su Yo Superior y su propia capacidad de irradiar la luz de la Verdad hace
posible que todo cuanto enseñe sea en constante fluidez y comunicación con la
Fuente, con el Dios que lo habita.
Quienes en cambio, estamos en este camino de servir solo de
intermediarios, vemos claramente que mientras nuestras acciones se prestan para
ayudar a construir ese puente entre lo visible y lo invisible, entre “el cielo
y la tierra”, a la vez tenemos la tarea, como cualquier ser humano, de
acercarnos paulatinamente a la luz de la cual somos simples receptores. Por lo
tanto ningún canalizador es necesariamente un iluminado y por lo tanto, se
encuentra en el mismo sendero que la humanidad entera atraviesa, la de aprender
a integrar el ego y darle primacía al Alma, a nuestro centro espiritual o
“corazón” de nuestro ser representado por la vivencia del Verdadero Amor.
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