jueves, 24 de septiembre de 2015

Una de tantas manipulaciones de la Espiritualidad

Por Gustavo Fernandez


Una de las manipulaciones más sutiles (y perversas) del Poder en las Sombras es instalar como certeza “lógica” que “la Espiritualidad pertenece al campo de las creencias”. La Espiritualidad es la expresiòn sutil de la Realidad, siendo la densa la Materialidad, mientras que una “creencia” es la subjetiva percepciòn psicológica de esa Realidad. Cuando alguien dice “yo creo que…” no necesita demostrar nada. Es su creencia. Cuando propone -desde lo espiritual- un método, una técnica que puede ser herramienta de transformaciòn de los demás, abandona el campo de las creencias y entra en el de las “tecnologías”, y entonces sí puede (y debe) presentar evidencias. Por eso no es incorrecto (aunque repugne a los oídos académicos) hablar de “Ciencia Espiritual”, puesto que la ciencia es “aquello que tiene un objeto de estudio y un método de acceder a su conocimiento”. Ahora bien: mientras se nos convenza que “lo espiritual es cuestiòn de creencias” y por ende, cualquiera puede aceptar creer cualquier cosa pero su aplicación en la realidad social deba subordinarse a las exigencias del paradigma académico (que no científico), seguirán medrando los alucinados, ingenuos y charlatanes que en lugar de evidencias presentarán rebuscados sofismas y juegos dialécticos y la verdadera Espiritualidad, la que es parte de la cotidianeidad tanto como lo es la Materialidad, seguirá siendo privilegio de unos pocos.

Por esto es que hay “creencias” en (y de) la Materialidad. En la importancia superlativa del dinero, el poder, la fama, el éxito, por ejemplo. Y el cambio de Paradigma exige, como condiciòn sine qua non, comprender –e incorporar al ideario colectivo- lo ya mencionado: la Espiritualidad es la Realidad, parte de ella. Las creencias, solamente cómo las percibimos e integramos.

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