ACLARACIONES SOBRE NUESTRA TERAPIA REGRESIVA
Sobre el Yo superior
YO SUPERIOR: Es un término que acuñamos para definir al Alma plena –no
necesariamente purificada- de una persona encarnada con la cual se establece un
contacto telepático, que se diferencia de un Alma que se ha desprendido de su
cuerpo físico con la muerte y cuyo ego se diluye al diluirse sus cuerpos
sutiles, específicamente su cuerpo astral. Durante una canalización de un Yo
Superior, se realiza una percepción de la Identidad más sutil de un
consultante, que incluye la totalidad de su memoria akásika y el estado de su
cuerpo astral en su actualidad. Por lo tanto el Yo “superior”, lo es en función
de su plano vibratorio –astral-mental-, más no de su nivel evolutivo, ya que al
estar encarnado en un cuerpo mortal, el Yo superior está adherido a las
influencias positivas y negativas de su personalidad.
“Si nosotros hacemos a un lado el ego de una determinada alma y la
percibimos lo más fielmente posible nos comunicamos con lo que nosotros
llamamos Yo Superior – no por ser lo mejor de cada persona, sino por ser su
esencia individual más sutil a la que podemos acceder -. Pero no podemos pensar
que esa alma, aunque tenga ese ego o traje muy pegado o afianzado y no quiera
salir a la superficie, deja de ser un Yo Superior por eso. Por esta razón
nosotros al establecer contacto con el Yo Superior de un consultante intentamos
comunicarnos no con su ego sino con el alma que está detrás de ese ego y sin
embargo muchas veces encontramos almas que tienen un ego muy pesado,
y esto explica porque su Yo puede expresar las impresiones de su ego actual o
aquellas características que han sobrevivido o se han repetido encarnación tras
encarnación. Por lo tanto la comunicación con el Yo superior de cada persona es
variable, porque este Yo superior puede tener un nivel de afectación mayor o
menor de sus experiencias con los egos que ha tenido en cada vida y puede estar
más o menos cercana a su Yo Divino o Espiritual.
Esa es la diferencia entonces entre los diferentes seres con los cuales
nos comunicamos. Nos comunicamos con el alma estando encarnada, con el prisma
que cada uno tiene dentro de sí. Con esa Identidad espiritual autoconsciente."
"Cuando algunos autores hablan
de que el Alma encarna en un 10% en el plano físico, preferimos entenderlo como
una analogía del escaso nivel de dominio que suele tener nuestra alma sobre la
vida como encarnados. Pero no lo vemos como una separación energética posible,
pues, como hemos dicho no es posible medir con un número o un porcentaje la
cantidad de conciencia despierta que tenemos para actuar en el plano físico.
Sea que estemos encarnados o no, tenemos una sola alma por persona, y podemos
seguir pensando y sintiendo aun cuando hemos abandonado nuestro cuerpo y
desconectado nuestro cerebro a la energía de la esencia mental. Nuestra imagen
del Alma es más bien como la de un gran cuerpo de energía que interpenetra el
cuerpo físico en su totalidad y actúa a través del sistema nervioso, diseminado
en este, y anclado, sin embargo, en el chakra cardíaco, de manera similar a un
feto humano que se une a la placenta de su madre a través del cordón
umbilical.
Por su parte el Espíritu, que
inhunda tanto al Alma como al cuerpo, vivifica y moviliza, su información,
ordenada y direccionada por el Alma. Es preexistente a la posesión del alma
sobre el cuerpo y cuando esta triada (espíritu, alma y cuerpo) se unifica en el
Ser humano, se genera el milagro de la vida en este mundo, tres elementos
coordinados e interpenetrados, que como una sola unidad dan a la vida su
espacio, de la misma manera en que hasta una simple célula lo hace en cada
minúscula parte de nosotros mismos."
Así pues, no concebimos un 90%
por ciento de nuestra Alma separada de nuestra naturaleza, sino tan solo una
parte no medible de nuestra memoria ancestral a la cual no tenemos acceso
directo cuando encarnamos para evitar la carga emocional que el recordar
nuestras vidas implicaría. Pero cuando forzamos a través de técnicas ese
recuerdo se puede acceder a esa parte de Alma que se mantiene almacenada como
Energía no Consciente o recurrir a un intermediario que pueda visualizar
psíquicamente ese registro energético de nuestra Alma, tal como se hace con la
Terapia de Auditación Espiritual.
Identidad y plano del Yo superior: El nombre es una percepción
vibracional que la propia Alma elige traducido a sonido, aunque hemos
encontrado que a veces cada Yo superior prefiere que se lo identifique con el nombre
de la presente encarnación. En cuanto al nivel, sugerimos la lectura de la etiqueta "Planos vibracionales" donde se aclara nuestro concepto con relación a planos de densidad y
planos evolutivos o Reinos, y que explica por qué los Yo superiores no saben
expresar o decir un “número”, cuando se les cuestiona sobre su nivel o plano.
Limitaciones al canalizar a un Yo Superior: Hemos observado múltiples
casos en los que los “Yo superiores” expresan dificultad para percibir el
estado espiritual de otras entidades o incluso de recordar sus propias
vivencias. En relación a esto hemos encontrado asociación entre, la falta de
conexión del consultante con las propias intenciones de su Alma, es decir, su
impulso espiritual poco consciente, con una tendencia al control dominante de
su ego que hasta cierto punto lo incapacita para confrontar las vivencias
pasadas. Esto nos indica que estas Almas se encuentran en un letargo espiritual,
debido posiblemente a la fuerza negativa de los roles de ego presentes durante
su encarnación, los cuales le dificulta su capacidad de salir de su mundo
personal y conectarse con el nivel propio de su Espíritu y por lo tanto su
conciencia es más limitada.
Un Espíritu encarnado, cuya Alma ha adquirido una conciencia espiritual
más despierta y amplia, probablemente podrá establecer –como Yo Superior– una
conexión más fluida con otras entidades, y tener mayor acceso consciente a su
propia historia personal, así como su ego o personalidad podría, a fuerza de
trabajo interno e interés por su crecimiento espiritual, mejorar su conexión
con su Yo Superior escuchando más a su Alma, facilitando así su propio
despertar. Estas características propias de cada Yo Superior, hace que cada
canalización se dé de manera particular y diferente.
Por otro lado, hemos observado en la experiencia, que cuando un Espíritu
está encarnado, el Alma está necesariamente influenciada por la vivencia
cotidiana del plano físico y por lo tanto está actuando en conjunto con su ego
o personalidad encarnada (esto se da de manera natural por la presencia de los
cuerpos mental y emocional de la persona), lo cual parece en ciertos casos
formar un velo que de alguna manera separa la conciencia del Yo Superior con
otras realidades espirituales –a menos que esté haya estado entrenada para
ello, siendo capaz en este caso de separar sus experiencias emocionales y
mentales primarias para contactar con aspectos más elevados o sutiles de las
mismas–. Esto nos ha mostrado cómo cada Yo Superior está en realidad más
centrado en su tarea evolutiva y su conciencia está más puesta en sus acciones
y aprendizajes a través del plano físico que en la de otros seres o en la
búsqueda de conocimiento en otros planos de conciencia (astral y mental) como
se ha especulado, ya que cada experiencia de vida es una oportunidad de
exploración íntima del Espíritu con el mundo material. Es aquí donde la
capacidad psíquica del canalizador permite ir más allá de las limitaciones de un
Yo Superior y ayudar en el proceso de trasmitir su experiencia, visualizando
aquellos aspectos que podrían ser evadidos por la entidad (no confrontados) o
que no pudo traer a su conciencia en el momento de la canalización.
La canalización de información precisa sobre el estado de salud física
A través de una canalización es más fácil estimar y percibir el estado energético, emocional y mental de las personas que su estado físico con precisión, ya que lo primero es una observación más cualitativa y puede estar mediada por la visión interna del psíquico, mientras que lo segundo requiere de métodos cuantitativos y físicos para corroborar las observaciones en cuanto a enfermedades se refiere. Si se le pregunta directamente al Yo superior, quizás pueda conocer el estado físico de su parte encarnada pero tanto el canalizador como el alma de una persona pueden tener un margen de error normal en su percepción, es decir, la apreciación u observación humana, y más si se realiza desde un plano sutil, no físico, tiene siempre la posibilidad de error. Este problema no existe tanto cuando se realizan muestras físicas y se realizan mediciones de manera directa.
Según esto el diagnóstico del estado de salud física es un terreno que
no es tan conveniente consultarse a través de la canalización telepática,
además que pueda estar condicionada por el margen de error natural del
canalizador. Por eso es mejor que en todo diagnóstico de salud física se
realice medición directa; ya que lo físico puede medirse con lo físico,
mientras que al evaluar energías y estados más sutiles de la misma se pueden usar métodos indirectos como la canalización. Si bien hemos tenido aciertos en
muchos casos, especialmente por la visualización de la energía vital de la
persona, no faltará el día que la percepción sea inexacta y culpabilicen al
canalizador del error sin tener en cuenta lo mencionado.
Si deseas saber cómo se realiza esta
terapia y su finalidad puedes leer el artículo del encabezado de este blog: Terapia de Auditación.
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