Sesión realizada en el 2010
Canalizador: Denyse
Interlocutor: Daniel
Interlocutor: Un
consultante pregunta qué sentido tiene hacer un Ritual de Consagración. Se basa
en una explicación que dice: “La consagración, es como un bautismo; ¿para qué
utiliza la iglesia este bautismo? Para decir a una persona “Yo te consagro a
Dios”. Es una afirmación ante Dios, ante la Luz, de que ‘estoy de este lado y
no del otro’, por lo tanto implica una responsabilidad, es un pacto. Cuando te
consagras adquieres el compromiso de `actuar para el bien’, y después tienes
que actuar conforme a eso”
Entonces dice el consultante: “Acá hablan de un momento
determinado para hacer la consagración, ¿pero una persona no se consagra
diciendo esto mismo mentalmente?”... y sigue diciendo: “Yo mismo varias veces
le he dicho a Dios: `Padre, estoy tratando de hacer cosas buenas, y para el
bien de los demás, cuidame, mostrame el camino`. Esto sería una consagración o ¿se
refieren a hacerlo con un ritual?. Leí –dice- todo el texto y comentaban que el
agua bendita tiene cierto poder energético. Me cuesta mucho creer que las cosas
materiales tengan un determinado poder que se coloca de golpe, por ejemplo el
agua bendita. Sí creo que el agua tiene su propia vibración y energía, pero que
las personas le den energía para que tenga un pequeño poder, es algo que me
cuesta creerlo“–dice-.
“Al igual me sucede con los rituales; verdaderamente no les
encuentro comprensión; justamente como sucede con los sacerdotes; tengo un
amigo del alma que es sacerdote y suele ayudarme para con los chicos, sus misas
son muy lindas y sencillas, siento que trata de sacarle tanto ritual, y eso
provoca ser más ameno y estar cerca de Dios. No trato de decir que esté mal lo que
leí, sólo les trasmito mi punto de vista
–dice-. ¿Podrían aclarar algo más o menos?”
Denyse: Entiendo
perfectamente la inquietud de J. L.; es como sentir de alguna manera que no hay
una autoridad directa que venga de Dios para que se pueda tener esa capacidad
de consagrar, o de que uno tenga un poder especial para transmitir esa energía,
a un objeto –como en este caso el agua-, y que el contacto con este objeto
entonces pueda hacer “milagros”.
Entiendo que estamos en un momento donde la humanidad intenta
racionalizar y comprender ciertos procesos que anteriormente se guardaban como
misterios. Con esto estoy diciendo que hay realidades que, aunque no las
creamos, existen, pero yendo al punto de la consagración como ritual, y de lo
que se menciona del agua bendita, son para nosotros condiciones reales. Si bien
la consagración en sí, es una toma de
conciencia personal en la que el individuo se encomienda él mismo hacia la Luz,
hacia ese lado positivo, como se mencionó en el escrito, el cómo se realiza esta consagración es
donde se puede marcar una cierta diferencia; porque una persona corriente puede
decir ‘sí, yo estoy a favor de la Luz, yo me consagro a ti Señor, o Padre, o
Dios’, como quieras llamarlo, pero desafortunadamente hay algo que la humanidad
ha ido olvidando a lo largo del tiempo, y es el sentido del ritual.
El ritual, contrario a lo que se conocía en las visiones
tradicionales de la psicología - porque ya la psicología más reciente está
ahondando un poco más, sobre todo a partir de Jung, - tiene un sentido profundo
y simbólico. Por eso, antes de que se recuperara este sentido, todo lo relacionado
al ritual se creía que era algo innecesario, que era traído de costumbres supersticiosas
que no tenían ningún valor ni efecto.
Poco a poco, al irse revalorizando el simbolismo de todos
los actos humanos y en especial de las ceremonias que en la antigüedad se
practicaban, se empezó a ver que el ritual tiene una función muy importante y
esa función está relacionada con la conexión de nuestra mente consciente con
nuestro inconsciente, con esa parte de la mente que se encuentra “velada” por
nuestros roles, y que es la que conserva aquellos recuerdos “olvidados” de
vivencias, no solamente pasadas, sino también de situaciones traumáticas, o
también de conocimientos que hemos adquirido pero que no han salido a la luz de
esa conciencia; es decir, aprendizajes que no han pasado por el terreno del
análisis.
Para algunos puede ser difícil de comprender esto, pero creo
que una persona estudiosa de la psicología, puede entender lo que quiero
transmitir. Por eso los invito a que traten de leer algo sobre los rituales, pues es bastante
interesante ver cómo ciertas imágenes, ciertos símbolos, ciertos movimientos,
ciertos actos que se repiten con cierta cotidianidad, generando un hábito,
pueden hablarnos a nuestro inconsciente, o puede sacar de ahí esa información que
nos hace conectar con nuestra alma, con nuestro Yo Superior, ayudándonos a recordar
conocimientos de esa antigua sabiduría que todos, como seres humanos, traemos.
Cuando Jung habla del inconsciente colectivo también incluye
en él ese tesoro de conocimientos, esa sabiduría que como humanidad guardamos
todos a través de conceptos atemporales como el bien, la belleza, el amor, la
justicia, y estos valores colectivos se expresan a través de diversas formas
que llamamos símbolos o imágenes. Cuando nosotros vemos una cruz, una estrella,
una paloma, una rosa, etc., tenemos una determinada actitud en señal de que
algo dentro nuestro se ha movilizado, porque a nivel cultural se han usado para
transmitir determinadas ideas.
Entonces cuando un ser humano realiza un ritual, y utiliza
ciertos elementos…
Interlocutor: Es
importante explicar porque se usan determinados elementos, porque la gente
pregunta: ¿para qué usar una estatua?, por ejemplo cuando se trabaja con La Voluntad
(Rayo Azul) y se tiene una representación del Arcángel San Miguel…¿Por qué no
podría ser sin ningún elemento?
Denyse: Cada
elemento simbólico siempre está regido por un Principio clave, o con una ley
como las expresadas en el Kybalión como por ejemplo el de la correspondencia. Este
principio que dice que ‘como es arriba es abajo’, y también ‘lo que está
adentro está afuera’, o sea: todo lo que está en lo pequeño está en lo grande,
lo que está en la parte está en el todo…también en sí misma explica la relación
entre cualquier elemento simbólico con conceptos abstractos.
Esta ley nos da la clave para comprender que hay unos
símbolos que son universales, y hay diferentes tipos de símbolos que
corresponden, a realidades superiores que difícilmente podemos comprender de
manera racional, y como es difícil comprenderlos racionalmente los podemos
asimilar de manera inconsciente. Es nuestro inconsciente el que va a recibir la
información, y el que va a proyectar finalmente ese poder interno, esa fuerza
psíquica que todos poseemos de manera natural, y que nos va a permitir la
creación, cambio o realización de nuestras vidas.
Este es uno de los principios básicos de la magia ritual,
por eso la magia ritual tiene un efecto real más allá de los conceptos nuevos
que se han encargado de difamar esta práctica. Si no desean llamarle ‘magia’ se
puede llamar de otra manera… el hecho es que las energías y sus
correspondencias simbólicas existen; este es el lenguaje simbólico a través del
cual nosotros nos comunicamos, o nos conectamos –que sería la mejor manera de
decirlo-, con esas energías superiores.
Poco a poco, tal vez, el hombre vaya necesitando menos
símbolos, y vaya racionalizando cada vez más cosas de manera que no necesite
esa comunicación indirecta, pero mientras un hombre no llegue a tener una
capacidad de canalizar directamente a su Alma, puede recurrir a los símbolos
con los cuales su inconsciente lo ponga en contacto, sin tener que pasar por la
racionalización de ese acto ritual.
Entonces todo ritual que se realice tiene como finalidad
activar ese potencial interior, y mientras las personas no puedan hacerlo de
manera consciente, conectándose con esas fuerzas superiores que le ayudan a
transmutar su vida, es difícil que encuentren otro medio que no sea a través
del ritual.
El ritual es mucho más que los trabajos que comúnmente se
conocen como “magia”, sobretodo lo que nos venden frecuentemente en internet; mucho
de esto es pseudo-esoterismo y las mentes se confunden entre tantas ofertas de
querer cambiar mágicamente su vida; hay que tener cuidado con esto. El ritual
es todo aquello que nosotros hacemos poniendo nuestra conciencia y nuestra
atención, y utilizando elementos simbólicos que nos conecten con algo superior;
eso es un ritual.
O sea que si tú, en las noches te vas a acostar, rezas un
Padrenuestro, o haces otra oración a los “ángeles” y miras una determinada
imagen, adoptas una determinada postura, o un movimiento simbólico, poniendo
toda tu intensión en ello, estás realizando un ritual…
Interlocutor:
Pero hay rituales débiles, entonces.
Denyse: … Si tú
enciendes una vela cargada de intensión y haces una petición, o haces una meditación dirigida, con una
música especial, y es algo que se te convierte en una disciplina diaria –sin que
se convierta en rutina-, eso se ha vuelto tu ritual. Si das gracias a Dios, o a
la vida, por los alimentos que recibes diariamente, y eso es algo que se
convierte en un hábito de conexión para ti, eso es un ritual. Si te bañas
diariamente y utilizas esencias para hacerlo, y sientes que te limpias
energéticamente, eso es otro ritual. En oriente se enseñaba que los rituales
eran aquellos actos que se hacían con conciencia plena y con la intensión de
buscar una conexión con el mundo espiritual.
Ahora, si se vuelve un hábito común, tanto que pierdes la
conciencia del acto, entonces ya dejó de ser ritual y se convierte en
costumbre, y la costumbre mata al ritual.
Interlocutor:
Bueno, continuamos luego.
Segunda parte de esta canalización en la etiqueta "Magia Blanca"
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