LA VERDAD TERGIVERSADA
por Horacio Velmont
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La tentación de Jesús es un episodio de la vida del Maestro
narrado por el evangelista Mateo en el Nuevo Testamento (Mt 4, 1-11)
Jesús se dirigió al
desierto, estando cuarenta días y cuarenta noches:
Jesús fue conducido
del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo. Y
después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre.
Y se le apareció el
diablo y lo tentó:
Entonces, acercándose
el tentador, le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se
conviertan en panes. Más Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive
el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Después de esto le
transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y le puso sobre lo alto
del templo y le dijo: si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues está
escrito: Que te ha encomendado a sus Ángeles, los cuales te tomaran en las
palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Replicole
Jesús:
También está escrito:
No tentarás al Señor tu Dios.
Todavía le subió el
diablo a un monumento muy encumbrado y mostróle todos los reinos del mundo y la
gloria de ellos. Y le dijo: todas estas cosas te daré si, postrándote delante
de mí, me adoras. Respondióle entonces Jesús: Apártate de ahí Satanás, porque
está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a él sólo servirás.
Después de esto, lo
dejó el diablo:
Con esto le dejó el
diablo; y he aquí que se acercaron los Ángeles y le servían.

Veamos que dice al respecto El Evangelio de Nerón, documento histórico que forma parte del libro La Biblia III, Testamento de todos los tiempos, escrito por el iniciado Ramiro de Granada, el cual estuvo oculto hasta que llegara el tiempo propicio para revelarlo.
120Mientras que Roma
renacía en espíritu con la doctrina recuperada en todas sus partes, el Maestro
permanecía en la Judea predicando, y descansando por tiempos en la Galilea,
porque mucho era el trabajo que le daban los hebreos, y muy pocos de ellos
deseaban tomar la senda de la inmortalidad, siendo la mayoría muy ciegos de
espíritu, y esa ceguera no pueden curar ni los dioses, porque su cura depende
de la Voluntad del Espíritu de cada uno.
121Por esos días fue
que Iesus, habiendo golpeado en lo profundo
del pueblo hebreo para apartarle del demonio que había sido un dios,
este demonio Ieová vino a él en persona y le quiso engañar, haciéndose pasar
por uno de los que le habían enviado desde Paraíso del Mundo. Entonces colocó
su barco de nubes y fuego a unos cincuenta estadios de Judea, para que fuera
visto. Mas ninguno de los hebreos se atrevió a ir donde su dios. Unos decían
que era Ieová, y que debían ir a recibirle los miembros del Sanhedrín, pero
otros decían que era alguno de los dioses amigos de Iesus. Entonces el Maestro
reunió a sus 347 discípulos y les dijo que iría a ver en persona, porque en
espíritu no podía acercarse, mas les dijo:
122- “Iré a ver quién
es el que viene con tanto estruendo y señal de fuego, mas iré solo, porque si fuesen
de los míos me habrían visitado en espíritu. Y creo que éste es el que dice ser
un dios, y les ha hecho creer a estas gentes que es el único.
Si algo me ocurriese y
no volviera con vosotros, ya sabéis cuál es vuestro camino y vuestra misión”.
123Y dicho esto se fue
hacia el desierto, y cuando el Maestro avanzaba, el barco de nube también se
alejaba hacia el desierto. Y Allí, a muchos días de camino, el Maestro se
encontró con Ieová. Entonces este Satanás le mostró sus prodigios, y quiso
tentarle para que fuese su siervo predilecto, diciéndole:
124-“Podéis ver cómo
me sirven mis ángeles, y cuánto poder tengo sobre este mundo, en el que todos
están pendientes de mí, y más aún lo estarán. Si acaso tuvierais un poco de
inteligencia, sabríais que nadie puede vulnerarme, así que si estáis conmigo,
os daré gran poder para representarme ante las Naciones, y seréis servido por
todos, y hasta tendréis potestad sobre todos los hombres del mundo, disponiendo
de sus vidas como os plazca…”.
125Y muchas más cosas
le prometió Ieová a Iesus, mas el Maestro le dejó hablar sin contestarle, y
entendiendo que le quería tentar, no dijo nada hasta cuarenta días después, en
que cansado de comprender cuanta maldad había en aquel hombre, le respondió:
126-“Ciertamente que
sois hombre poderoso, pues poseéis astucia y conocimientos, mas vuestro poder
es tan vano como el engaño con que lo obtenéis, pues en vez de Vida Eterna os
aseguráis la Segunda Muerte para vos y para quienes os sigan. Y ciertamente que
podéis engañar a muchos, pero ahora sé cómo engañáis, porque para eso os he
escuchado todos estos días. Así que si me estuviese al alcance apuraros la
muerte, no dudéis que lo haría. Pero vuestra cobardía es muy grande y sé que no
os atreveríais a batiros en duelo conmigo, con igualdad de fuerzas.”
127Como Iesus le
provocara de esta manera, Ieová lanzó un rayo de su magia sobre el espíritu del
Maestro, tratando de herirle, pero Iesus tomó posición de Odil, tal como
enseñaba a sus discípulos, y nada pudo resultar a Ieová, que mandó a sus
ángeles a acompañarle al Maestro fuera de su barco. Cuando Iesus estuvo fuera,
resultó enceguecido por el fuego que salió del barco y aturdido por un
estruendo. Y al recuperarse el barco ya no estaba, sino que estaban con él un
pequeño llamado Marcos, y su padre Nicodemo. Pues éstos le habían seguido a
poca distancia cuando salió de Judea.
128Y con ellos volvió
y les contó lo acontecido entre él y Ieová. Desde entonces, más ahínco puso el
Gran Esenio en su misión divina, pues alertó a todos los hebreos con más
conocimiento de los métodos de engaño que usaba Ieová. Entonces también fue más
grande la persecución que los sanhedritas hacían contra él, y quisieron matarle
muchas veces.
348 Pero su espada era
muy buena y su brazo muy diestro, así que quien se le acercaba para matarle
resultaba con una oreja menos, y siempre evitaba matar a sus enemigos. Por ello
Santiago que era pescador de peces y se hizo pescador de almas y buen
discípulo, le preguntó porqué no mataba a quienes le querían matar.
129-“Si os atacan unos
críos usando escarbadientes ¿los mataríais con vuestra espada?” -dijo el
Maestro, y ante la negativa de Santiago, el Maestro agregó -“Si os atacan a
hierro, pues que a hierro mueran, mas no podéis matar cuando tenéis demasiada
ventaja, porque sabéis que no necesitáis matar a quien no puede superaros ni
heriros. Mas no dudéis que yo mataría si me viera en real peligro, porque la
propia vida es prioridad de defensa. Y tened por seguro que si matáis a un
hombre que os ataca para mataros o someteros, no haréis pecado alguno, pues
verdadero pecado es hacer hijos de la carne cuando sabéis que debéis hacer de
vosotros mismo un Hijo de Hombre, que es un Kristos.”
130En eso Petrus, que
era lerdo de entendederas le preguntó:
-“Así que si viene un
hombre y me abofetea una mejilla, y me provoca a duelo, ¿Qué debo hacer?”.
131Entonces el Alto
Maestro, que halló inocencia en la pregunta, alzóse de la piedra en que
hallábase sentado, y mirando en lo profundo de sus ojos, con lo que Petrus se
estremeció, le dijo:
132-“¿Acaso os
dejaríais abofetear la otra, teniendo una espada tan grande como la mía?”.
133Así que Petrus
entendió que la Ley de Dios, que es amar a todas las criaturas, no está reñida
con la Ley de los Guerreros de la Luz, pues quien mata por odio, por odio
muere, pero quien arriesga la vida, muere o mata por Amor de Dios, amando aún a
su enemigo, consigue la Vida Eterna, aunque para ello deba volver al mundo
usando otro cuerpo. 134Pues es Ley del Mundo que para alcanzar el Reino de los
Kristos, habiendo nacido mortal, debe hacerse por asalto, a fuerza de amor y de
espada, y quien no entienda esta aparente contradicción es porque en su corazón
aún anidan el odio y el temor, que son la raíz de todos los males del mundo.


Si bien el episodio puede estar claro para los que nos
siguen, y especialmente para aquellos que han estudiado el libro ya mencionado
de La Biblia III. seguramente no lo estarán para el resto.
Vendrán bien, por lo tanto algunos párrafos aclaratorios,
comenzando por la observación de que para entenderlo tenemos que despojarnos de
toda religiosidad, porque Jesús no es Dios ni los dioses tampoco son dioses,
sino humanos como nosotros, aunque Primordiales.
La palabra “dioses” puede inducir a confusión, y hubiera
sido mejor que se utilizaran otros términos. Quizás si se hablara de “hombres
sabios” en lugar de “dioses”, los relatos se podrían comprender mejor.
Los dioses u hombres sabios son seres físicos como nosotros
que habitan en al interior de la Tierra, en la llamada “Tierra hueca” (Paraíso
o Jardín del Edén), y su organismo, al no deteriorarse, les permite vivir miles
de años. En este sentido son inmortales.
Pero esto debe tomarse como lo normal, ya que nuestra
mortalidad es precisamente lo anormal. Nosotros, los humanos habitantes del
mundo de la superficie, deberíamos ser también “hombres sabios” (Hombres
Primordiales o “dioses inmortales”).
Uno de estos hombres sabios o Primordiales fue Jehová, que
presa del ego comenzó a hacer experimentos de clonación, entre ellos creando de
sus propias células a los primeros padres, Adán y Eva.
Pero también creó verdaderos monstruos, alarmando con ello a
sus hermanos Primordiales que finalmente lo expulsaron del Paraíso.
Ya para esa época hacía tiempo que él también había echado
del Paraíso a sus clonados Adán y Eva, los cuales habían tenido
descendencia.
Fue Jehová, precisamente, que si bien creó a Adán y Eva “a
su imagen y semejanza”, los hizo mortales. Ésta es la razón de que nosotros,
los descendientes de Adán y Eva , tengamos un promedio de vida que no llega ni
siquiera a los 100 años, cuando los Primordiales llegan a los 5000, y no porque
el organismo físico se les deteriore, sino porque Ascienden (al Reino
Crístico).
Cuando el Evangelio de Nerón habla del episodio de la
tentación deja claro que la tentación bíblica hecha a Jesús por Satanás en
realidad lo fue por Jehová, porque Jehová es Satanás.
Esta tentación debe entenderse como el intento de Jehová, en
realidad un hermano descarriado de Jesús, de sumarlo a su bando ofreciéndole
poder y riqueza, algo que a éste no le interesó porque justamente había
encarnado en la superficie para advertirnos de sus acechanzas.
En rigor, la misión principal de Jesús era enseñarnos, por
un lado, el camino de la inmortalidad (la Ascensión al Reino Crístico) y, por
el otro, a recordarnos que nuestro verdadero reino (en el mundo físico) es el
Paraíso o Jardín del Edén (la Tierra hueca), donde “el sol nunca se pone” y no
la superficie.
Desde ya que la referencia al “barco de nubes” es a la nave
espacial con la que se trasladaba Jehová-Satanás. Y cuando Jehová habla de
“ángeles” la referencia es a sus secuaces.
Recuérdese que la diferencia entre Jehová-Satanás y Jesús es
que mientras Jehová no encarnó en la superficie sino que fue expulsado del
Paraíso-Jardín del Edén-Tierra hueca, el Maestro se sometió al procedimiento de
la muerte a fin de reencarnar entre nosotros.


En la actualidad, Jesús, junto a su esposa María Magdalena, obviamente ambos
como espíritus, se encuentran en el Reino Crístico al cual ascendieron hace dos
mil años, en tanto que Jehová-Satanás aún sigue oculto entre nosotros
nutriéndose de nuestras emociones más negativas.
Obviamente el tema es mucho más extenso, y para comprenderlo
cabalmente es menester profundizarlo, a cuyo fin indicamos algunos links
complementarios, haciendo especial hincapié en el Evangelio de Nerón.
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