lunes, 10 de noviembre de 2014

El hundimiento del Titanic



Canalización realizada por Daniel Asamuya
Interlocutor: Ariel Casalucci
Entidad convocada: Ruanel, espíritu guía

INTERLOCUTOR: El tema que voy a tratar ahora es el hundimiento del Titanic supuestamente a causa de haber chocado con un iceberg. Digo supuestamente porque como usted sabrá hay una teoría que sostiene que se trató de un atentado mediante cargas explosivas en el casco. Además, estaba el hecho de que entre los muchos millonarios que viajaban había uno que iba a financiar toda la obra de Nikola Tesla, además de otros intereses políticos de por medio. ¿Qué me puede decir al respecto, Maestro?
RUANEL: Que es correcto, lo que tú dices está bien. Había muchos intereses en juego. En realidad fue algo similar a la muerte de Lady Di, que se debió a un accidente, el cual imprevistamente se anticipó a la conspiración que había para asesinarla…
INTERLOCUTOR: ¿Usted se refiere a que el impacto del Titanic con el iceberg fue un accidente que cubrió el complot para hundir el buque?
RUANEL: Correcto.
INTERLOCUTOR: Concretamente, entonces, lo que hundió realmente el buque fueron los explosivos, pero el icerberg ayudó a dicho hundimiento, y además a cubrir la conspiración.
RUANEL: Así es… Además, el choque del Titanic contra el iceberg no se puede negar porque es un hecho histórico bien documentado.
INTERLOCUTOR: Bueno, la última pregunta es sobre el marinero que en ese momento ocupaba el puesto de vigía: ¿estaba involucrado? Lo pregunto porque si estaba involucrado en el complot es difícil entender como no lo eliminaron a fin de no dejar cabos sueltos, ya que se salvó del naufragio y falleció recién en 1965.
RUANEL: No, no estaba involucrado para nada, solo cumplía su deber de informar al puesto de mando sobre los bloques de hielo.
INTERLOCUTOR: Creo que todo está bien aclarado… Gracias, Maestro, y hasta luego.

¿ACCIDENTE O ATENTADO? *
Investigación realizada por Horacio Velmont



Cierta vez estaba en la parada esperando el colectivo, cuando de pronto se detuvo un taxi que tenía escrito en la rueda delantera, con pintura blanca indeleble, la palabra “Horacio”.
En otra ocasión, y como broma ante mis compañeros, dije: “¿Ven aquella mosca a 50 metros, les apuesto a que le doy?”. Y le disparé un hondazo sin siquiera apuntar y le di. Desde ya que el primer sorprendido fui yo porque lo que menos esperaba era acertarle y solo había sido una broma mía, porque ¿quién podría acertarle a una mosca con una honda a 50 metros?
¿Por qué menciono estas cosas tan nimias? Porque muchas veces interviene el azar –llamémosle así a los efectos prácticos a estas peculiares circunstancias–, que provoca hechos de los cuales somos los primeros sorprendidos.
Esto viene a cuento en virtud de lo ocurrido con el hundimiento del Titanic, que todos creen que se debió solo y exclusivamente al choque contra un iceberg. En realidad, el buque sí chocó contra un iceberg, pero este hecho fortuito lo que hizo fue tapar lo que estaba detrás: un atentado.
Como primer argumento en contra de la teoría del hundimiento, a causa del impacto del Titanic contra un bloque de hielo, digamos que difícilmente un iceberg pueda provocar una rasgadura tal como para provocar que un buque se hunda, porque el casco está construido mediante compartimientos estancos, justamente para que si uno se abre, los otros puedan mantenerlo a flote.
Afirmar que un iceberg pueda haber hundido al Titanic es lo mismo que sostener que el derrumbamiento de las Torres Gemeles se debió al impacto de aviones, es decir, expresado de otra forma, que un avión de juguete puede derribar una pared de cemento si choca contra ella.
Más allá del debate sobre si un iceberg puede o no hundir un buque de las dimensiones del Titanic, el hecho cierto es que en su hundimiento hubo de por medio unas cuantas cargas de explosivos. En otras palabras, hubo un complot maquiavélico. Illuminati, por supuesto. ¿Cuándo no?
Eric Jon Phelps, autor de la obra titulada “Asesinos del Vaticano”, relata que Meter Beckx, General Jesuita hasta comienzos del siglo XX, fue quien ordenó hundir el Titanic. Este episodio permitió la fundación del Banco de la Reserva Federal, que los jesuitas poseen y controlan por intermedio de los Caballeros de Malta. El banco sirvió para financiar la segunda “guerra de los 30 años” (de 1914 a 1945), durante la cual todo lo que se produjo fue direccionado hacia los intereses del Vaticano.
El propósito de los jesuitas era el establecimiento de un Orden Mundial liderado por el Papa. Se descubrió que el hombre más poderoso de Irlanda, el jesuita Francis Browne, estaba en el Titanic, donde tomó fotos de aquellos que se hundirían y abandonó el navío antes de la partida, según Martín Sheen, narrador de “Los Secretos del Titanic”.
Los que murieron fueron judíos muy pudientes que estaban en contra de la creación de un banco centralizado en América, principalmente John Jacob Astor, que era amigo personal de Louis Brandeis, de la Corte Suprema de Justicia.
Brandeis también se oponía fuertemente a la fundación de un banco central. Más tarde, el hijo de Astor, John Jacob Astor IV, se alía al trust bancario, así los jesuitas lograron acceso a la fortuna de los Astor y luego el control.
En la película acerca de John F. Kennedy, el director Oliver Stone menciona al Titanic. “Pienso que Stone fue manipulado por los jesuitas, que controlan Hollywood. Es la razón por la que ellos han destacado numerosas partes del texto con su impronta”, comenta Eric Phelps.
Una de las frases que deja ver esto es la pronunciada por el personaje Garrison cuando está sentado a la mesa y declara: “Señores, debemos comenzar a pensar diferente. Debemos pensar como la CIA: blanco es negro, y negro es blanco”. Luego, cuando un agente de la CIA aborda a Bill, uno de los miembros del equipo de Garrison, intenta seducirlo y ganarlo para su causa: “Miles de personas van a morir. Haría mejor en alejarse de Garrison. Se va a hundir con el Titanic”. Es ahí donde se puede ver un indicio de que los que estaban detrás del asesinato de Kennedy, y que trataban de enredar las pistas de la investigación de Garrison, eran los mismos que hundieron al Titanic.

* Bibliografía:


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