jueves, 27 de noviembre de 2014

El cuento de la “Transfiguración” de Jesús


CÓMO FUERON TERGIVERSADOS LOS HECHOS
por Horacio Velmont



El episodio de la “Transfiguración” de Jesús está relatado en el Evangelio según San Lucas 9,28-36 de la siguiente manera:

28 Aconteció como ocho días después de estas palabras, que tomó a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar;
29 Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra, y su vestido blanco y resplandeciente.
30 Y he aquí dos varones que hablaban con el, los cuales eran Moisés y Elías.
31 Quienes aparecieron rodeados de gloria, y hablaban de su partida, que iba Jesús a cumplir en Jerusalén.
32 Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; más permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él.
33 Y sucedió que apartándose ellos de él Pedro dijo a Jesús: Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías no sabiendo que le decía.
34 Mientras él decía esto, vino una nube que nos cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube.
35 Y vino una voz desde la nube que decía: Este es mi Hijo amado, a él oíd.
36 Y cuando cesó la voz, Jesús fue hallado sólo, y ellos callaron, y por aquellos días no dijeron nada a nadie de lo que habían visto. 


Veamos ahora lo que dice sobre el mismo hecho el Evangelio de Nerón:

Así que cuando volvieron a reunirse con Iesus, éste les dijo a Petrus, Santiago y a Juan:
171 -“Buena ha sido vuestra andanza de estos días, y los dioses que viven dentro del mundo me han visitado en espíritu. Y como vieran que estamos haciendo bien nuestra misión, tienen algo que decirme en persona. Así que vosotros me acompañaréis hasta el Monte de las Palmeras, donde vendrán mis hermanos, y por unos días estaremos en el Paraíso del Mundo. Os he elegido a vosotros porque sois los más adelantados y de más puro corazón, mas no diréis a los demás adónde vamos”.
172 Así que le acompañaron aquella noche al monte predicho, y estando muy lejos de la vista de la ciudad se pusieron a meditar en silencio. Hasta que cerca del amanecer, cuando los tres Discípulos se hallaban dormidos, les despertó una luz amarilla muy potente que se posó a poco más de un estadio de ellos. Como estaban algo asustados, Iesus les tranquilizó, y cuando estuvieron bien, la luz se había convertido en una enorme batea como las de moler el grano.
173 Allí fueron los cuatro, y al acercarse, una luz blanca como no habían visto antes se dejó ver por una puerta, y de ella salieron dos ángeles o dioses, que hablaron en pensamiento con Iesus. Luego les hicieron entrar en la batea, y desde adentro se veía todo hacia afuera, porque era aquello una nave de dioses, y sus paredes eran como el natrón, pero desde afuera no era posible ver hacia adentro.
Como los tres discípulos estuvieran muy asustados, Iesus les reprendió, porque con tales sentimientos molestaban a los recién llegados, que fueron presentados como hermanos de Iesus en espíritu.
174 Entonces uno de ellos les dijo:
-“Éste que os ha invitado es mi hijo en el Paraíso, donde iremos ahora, y estaréis siempre con él, así que permaneced con el corazón en paz”.
175 Cuatro días estuvieron en el Paraíso, y cuando los regresaron solo dijeron a los demás que habían estado en el Reino de los dioses, más no dijeron lo que vieron ni lo que supieron de ellos, porque está vedado a los mortales entrar al Paraíso, salvo que fuere por especiales motivos que sólo ellos conocieron.


Seguramente serán muchos los que por haber leído La Biblia III, Testamento de todos los tiempos, escrito por el iniciado Ramiro de Granada basado en textos que han permanecido ocultos hasta ahora, este texto les resultará completamente claro. 
Pero habrá otros, obviamente la mayoría, que su correcto sentido se les escape. Para ellos daremos estas explicaciones: 
Jesús el Esenio, y no el inventado por la Biblia, fue  un elevado Maestro que habitaba en al Paraíso o Jardín del Edén, ubicado en la Tierra hueca. Para que los hombres de la superficie supieran la verdad de su origen y que pudieran así liberarse del yugo en el que estaban por Jehová se sometió al procedimiento de la muerte a fin de reencarnar como lo hacemos todos nosotros.  
Todos los que habitan en la Tierra hueca son humanos primordiales, y Jesús era uno de ellos. Nosotros, la raza humana, también somos primordiales, pero el perverso Jehová, si bien clonó a Adán y Eva “a su imagen y semejanza”, no los hizo totalmente iguales, sino inferiores. Por eso se habla de que nosotros, su descendencia, somos seres “mortales”. Mortales físicamente, por supuesto, porque por esencia, siendo espíritus, somos inmortales. 


La característica de estos seres, además de su gran altura que promedia los cuatro metros, es que, como ya señalé, son humanos como nosotros, pero al ser Primordiales (es decir, no clonados) su organismo físico no se deteriora y por eso viven miles de años. Y no mueren, sino que Ascienden al Reino Crístico. 
Se podría decir, para que se entienda de alguna manera, que llega uno momento en que se cansan de la vida en el plano físico y sienten la necesidad de Ascender. Pero reitero que no mueren como nosotros, los humanos de la superficie, ni tampoco tienen necesidad de reencarnar. 
Cuando Jesús decía que debíamos recuperar el Paraíso se refería no a un mundo espiritual sino al mundo material del interior de la Tierra, donde el sol nunca s pone. 


Luego de esta breve digresión continúo… En un momento determinado, hermanos de Jesús vinieron a buscarlo porque querían hablar con él de algunos asuntos importantes referentes a su misión en la superficie. 
Jesús sabía que lo iban a venir a buscar porque dichos hermanos habían viajado astralmente para anunciárselo. 
Fueron escogidos por él para acompañarlo Pedro, Santiago y Juan. El encuentro fue previsto en el denominado Monte de las Palmeras (actualmente conocido como el Monte de las Tentaciones). 
Obviamente, los mencionados hermanos de Jesús no iban a venir desde el interior de la Tierra caminando, sino en una nave espacial, muy luminosa, que descendió a varios metros de donde estaban, obviamente para evitar los trastornos de la radiación emitida por la nave. 
Los discípulos que acompañaban a Jesús estaban naturalmente temerosos ante tal aparición, pero Jesús los amonestó haciéndoles saber que nada tenían que temer. Desde ya que la extraordinaria lumninosidad que expedía la máquina había hecho resplandecer a la figura del Maestro. 
Una vez que entraron todos en la nave ésta partió hacia la Tierra hueca, es decir hacia el Paraíso o Jardín del Edén, que no es un sitio espiritual sino un lugar idílico ubicado en este plano físico. 
La referencia que hacen los textos que relatan el episodio a ángeles o dioses es simplemente la forma de sindicar de alguna manera a esos intraterrestres hermanos espirituales de Jesús.
En rigor, se trató de un hecho en absoluto misterioso ni milagroso. ¿Qué de extraordinario puede tener que venga una nave espacial y conduzca a unas personas al interior del planeta a pasar algunos días gozando de unas hermosas vacaciones bajo un sol que nunca se pone? 
No me cabe duda alguna que llegará el día en que un hecho así será tan común como lo es ahora que la gente vaya a la boletería de algún aeroparque y saque pasaje para ir en avión a vacacionar a alguna isla paradisíaca. 
La única diferencia será que el viaje en una nave espacial será siempre seguro, y en cambio cuando uno toma un avión siempre se corre un albur, como sucedió con el vuelo recientemente perdido del avión de Malaysia Airlines.

NOTA ADICIONAL DE HORACIO VELMONT

Quienes quieran dejar de dudar definitivamente sobre si la Tierra es hueca o no les sugiero ver este video que demuestra irrefutablemente este hecho:



 


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