por Ariel C

Según Wikipedia, se entiende por “incorruptibilidad
cadavérica” la propiedad de un cadáver de no descomponerse después de la muerte
a pesar de no haber sido embalsamado o preservado de ninguna manera.
Entre las religiones, especialmente la Católica, se ha
considerado desde tiempos remotos la incorruptibilidad de un cuerpo como signo
de santidad, y de allí que por todo el mundo hay templos donde se veneran
infinidad de cuerpos (y partes) conservados, considerándoselos reliquias
sagradas. Aunque los archivos de la historia dicen que este particular
“milagro” se ha visto en todo tipo de personas, muchas de ellas comunes, que no
predicaban ninguna espiritualidad ni forma de vida especial.
Sin embargo, a la luz de la ciencia exhaustiva, los
verdaderos casos de cuerpos “incorruptos” en el fondo son bastante reducidos,
teniendo en cuenta que las historias de cuerpos conservados “a la intemperie”
hay que tomarla con pinzas. Primero porque muchos de ellos simplemente se han
momificado, son momias[1] típicas, un proceso bastante común y para nada
milagroso. Segundo, porque una investigación científica realizada a fines de
los años 80, con participación y colaboración de la propia Iglesia Católica,
arrojó la novedad de que al examinar varios de los cuerpos se encontró que
habían sido embalsamados o preservados artificialmente mediante diferentes
técnicas. Esto es un dato curioso ya que las leyendas sobre cada “santo” nunca
aportaron este dato. Parece ser que se “olvidaron” un pequeño detalle a la hora
de correr la voz sobre el “milagro”. Del asunto se hizo un documental de
History Channel llamado “Cuerpos incorruptos” (Santed preserved! original en
inglés).
Para mencionar un caso comentamos el de Santa Margarita de
Cortona, fallecida hace 700 años, cuyo cuerpo fue examinado en 2001
encontrándose varias incisiones cosidas con hilo en lugares como el pecho, el
abdomen y los muslos, significando esto que había sido embalsamada y
preservada.
El cuerpo del papa Juan XXIII por ejemplo no fue embalsamado
pero sí conservado artificialmente gracias a la inyección de determinadas
sustancias, tratamiento más moderno que ha reemplazado a la antigua extracción
de los órganos (embalsamamiento) y que se ha realizado sobre muchas figuras
famosas, como el ex presidente argentino Juan Domingo Perón.

Santa Virginia Centurione Bracelli, EJEMPLO DE MOMIFICACION
NATURAL

Beata María Fernández Coronel, EJEMPLO DE MOMIFICACION
NATURAL


Santa Verónica Giuliani – San Sylvano EJEMPLOS DE CUERPOS
CON BAÑO DE CERA, PRESERVADOS ARTIFICIALMENTE
EJEMPLO DE CUERPO “INCORRUPTO”

Cuerpo conservado naturalmente del sacerdote budista de
Siberia Dashi Dorzho Itigilov, fallecido en 1927

El caso del ganadero mexicano Víctor González Chamlati,
muerto en 1943 y exhumado 65 años después encontrándose en perfecto estado de
conservación.
González Chamlati era una persona común y corriente que no
profesaba ninguna fe en especial, fue muerto de un escopetazo por la espalda
por un vecino suyo, como venganza por haber matado al perro de éste cuando se
adentró en su propiedad.
Veamos que dice la ciencia sobre la “incorruptibilidad
cadavérica”. Según ciertos factores de índole ambiental, como ser temperatura,
humedad, propiedades de los suelos (presencia de ciertos minerales como plomo
en altas cantidades –retrasa la putrefacción–), pH, etc, sumado a un medio
estéril, puede suceder un proceso de transformación de la grasa subcutánea
(bajo la piel) del cadáver, denominado “adipocira”. Tras haberse producido la
primera fase de saponificación[2] de los tejidos por hidrólisis[3] de las
grasas, las partes blandas como la piel se transforman en un material de
apariencia plástica, conocida como “cera cadavérica”; la cual hace de una
especie de “capa” o coraza protectora sobre el cuerpo impidiendo que el proceso
de putrefacción penetre al interior del cadáver.
Con respecto al llamado “olor a santidad”, es decir, a los
aromas florales y dulces que supuestamente se dice desprenden los cuerpos
“incorruptos”, hecho registrado desde la antigüedad, la ciencia explica el
asunto como un efecto del contacto del aire (específicamente el oxígeno) con
esta cera en la que se ha transformado la piel del cadáver.
Para datos más técnicos extraemos de la red el siguiente
texto, cuyo autor es el Prof. José Reverte Coma, del Museo de Antropología
Médico-Forense, Paleopatología y Criminalística de Madrid, España:
[…] Existen otras
formas de conservación de cadáveres en las que no interviene la técnica humana
y que hacen quedar al cuerpo incorrupto. Esto puede suceder por dos caminos
opuestos, quedando el cadáver con un notable grado de semejanza a como era en
vida. Los dos caminos son la sequedad y la humedad.
La sequedad produce la
momificación espontánea o natural. Se trata de un proceso de desecación
espontánea o natural que impide la putrefacción y descomposición del cadáver.
Puede ser total o parcial. Este fenómeno se da en algunos lugares como son las
criptas de algunos monasterios donde la sequedad del ambiente y la ausencia de
insectos, unido quizás al hecho de que el cuerpo estaba emaciado (consumido)
tras larga y consuntiva enfermedad, exento de grasa y a la existencia de un
medio interno adecuado para destruir las bacterias responsables de la
putrefacción, permite que el cuerpo se deseque en forma natural conservándose
incorrupto por tiempo indefinido. Esto sucede con mucha frecuencia en cadáveres
enterrados en cementerios de nichos.
Un caso notable son
las criptas del Convento de Capuchinos de Palermo (Italia) donde pude ver 850
momias muy bien conservadas, algunas de ellas desde hace varios siglos. También
he visto en algunas criptas de España cantidad de cuerpos momificados muy bien
conservados y cuerpos de los llamados “incorruptos” que se encuentran
generalmente en iglesias y conventos de muchos lugares de España donde se han
dado las condiciones adecuadas para preservarlos de la corrupción.
Otro camino, opuesto
al anterior, paradójico, es cuando el cadáver queda en un ambiente de humedad
relativa, pero estéril. Se produce el fenómeno llamado “adipocira” (de adipós,
grasa y cira, cera). Consta de varias fases o momentos evolutivos: la
saponificación que consiste en una transformación de los tejidos en jabones por
hidrólisis de las grasas. Sigue a ésta una segunda fase llamada fase plástica,
durante la cual las partes blandas se transforman en un material parecido a la
plastilina, desapareciendo las estructuras microscópicas, pero manteniéndose la
forma y el aspecto exterior. La piel queda elástica convirtiéndose en una
especie de badana como si la hubiesen curtido.
Aún hay otras fases
posteriores, que aunque menos frecuentes, he tenido la ocasión de ver y estudiar.
Consiste en la transformación de los tejidos en cera, auténtica cera como la de
una vela derretida, que mantiene la forma de los órganos con gran precisión.
Queda a veces tan perfecta que se pueden diagnosticar al cabo de los siglos
hasta las cicatrices que tenía en la piel el sujeto. Tengo varios casos en el
Museo de Antropología y Paleopatología creado por mí en la Escuela de Medicina
Legal de Madrid (España).
La transformación del
tipo adipocira en cera cadavérica es lo que ha dado origen a la creencia de que
hay cuerpos incorruptos debido a causas sobrenaturales y no hay tal cosa.
Durante las excavaciones que se hicieron en el Cementerio de los Inocentes de
París (Francia) por el Dr. Fourcroix, se hallaron centenares de cuerpos
incorruptos en las fosas comunes donde se almacenaban hacía siglos miles de
cuerpos apilados. Fue este autor el que describió por primera vez el adipocira
como un fenómeno natural aunque no pudo comprender aún la razón fisiológica ni
química del mismo.
Durante las exhumaciones
realizadas en Japón y Hawaii donde se enterraban los cuerpos de los soldados
norteamericanos muertos durante las guerras de Corea y Viet Nam, uno de mis
maestros en Antropología Forense, el Dr. Thomas D. Stewart y los equipos que
con él trabajaban hallaron centenares de cuerpos incorruptos en diversas fases
de adipocira debido a la humedad del suelo donde estuvieron enterrados.
Un fenómeno de
conservación natural también que puede producirse espontáneamente en
determinadas circunstancias es la corificación o transformación de la piel y
tegumentos en un cuero de una dureza casi pétrea. Tengo una cabeza en la
colección de nuestro Museo que se conserva en esta forma perfectamente.
Aún puede darse otro
caso y es la petrificación o transformación de las partes blandas en un
material pétreo como roca o como una estalagtita, debido a la infiltración por
hidroxiapatita y carbonato cálcico. Tenemos otro caso de este tipo en el Museo.
Se trata de un sujeto hallado en una cueva kárstica. La cara del individuo parece
la de un hombre recién muerto, pero es muy antiguo y es piedra pura. Este
fenómeno se puede presentar en cuerpos depositados en cuevas kársticas con
infiltraciones de agua y sales. Aunque es un fenómeno raro, sin embargo es
posible como forma de conservación natural.
En esta rápida ojeada
podemos observar que la posibilidad de que haya cuerpos incorruptos depende de
factores ambientales y factores internos del cadáver y si ambos coinciden, no
es de extrañar que este fenómeno se presente sin necesidad de achacarlo a nada
sobrenatural, tendencia por otra parte que tiene el ser humano al no poder
comprender la razón de estos fenómenos.
Queda entendida entonces la explicación que la ciencia
oficial da sobre el fenómeno denominado “incorruptibilidad cadavérica”. Hay
otros procesos también desde luego, como la momificación natural e incluso las
transformaciones que puede sufrir un feto muerto y retenido dentro del útero
materno, el cual puede llegar incluso a petrificarse si no es expulsado
naturalmente (como generalmente sucede en cierto tiempo) o mediante cirugía
obstétrica. La medicina forense conoce a la perfección estos asuntos ya que
justamente se dedica a ellos; por lo cual es innecesario describirlos, además
de que ya escapa a nuestro objetivo aquí, siendo “harina de otro costal” como
dice la consabida frase.
Para las explicaciones “esotéricas” o paranormales, otros
alegan que la causa es la vida espiritual del difunto, que se manifiesta
victoriosa sobre la materia corporal mediante una transformación bioquímica que
va más allá del último suspiro; partiendo de la hipótesis de que si la
degradación del cuerpo está directamente relacionada con las potencialidades de
la mente, se llega a la conclusión de que la incorruptibilidad orgánica es una
consecuencia de esas facultades y de las pautas de comportamiento durante la
vida física…
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[1] La palabra MOMIA deriva del árabe mumia que significa
betún y en persa la palabra mumiai que significa asfalto.
[2] SAPONIFICACION: Reacción que produce la formación de
jabones. La principal causa es la disociación de las grasas en un medio
alcalino, separándose glicerina y ácidos grasos. Estos últimos se asocian
inmediatamente con los álcalis constituyendo las sales sódicas de los ácidos
grasos: el jabón.
[3] HIDRÓLISIS: Reacción química entre una molécula de agua
y otra molécula, en la cual la molécula de agua se divide y sus átomos pasan a
formar parte de otra especie química. Esta reacción es importante por el gran
número de contextos en los que el agua actúa como disolvente.
COMENTARIO DE DANIEL ASAMUYA
Debe entenderse, cuando se dice que los cuerpos que no se
corrompen son de santos, que la pregunta aquí es, si uno es “santo”, ¿no se
supone que se ha logrado el desapego, la integración del ego? Y si un ser es
integrado no se explicaría cómo que se hagan tantos méritos desde el plano donde
se encuentre el Alma para que el cuerpo quede de esta manera, pues eso
demostraría apego;. para ser más claro, lo importante va más allá de una
“cáscara” y los “santos” tendrían que saberlo.
Obviamente en estos casos las religiones se aprovechan
siempre de la ignorancia de la gente y la usan a su favor (ya sea de buena fe
por la creencia o en forma adrede), justificando de este modo la resurrección
de los muertos, la venida de Cristo, etc. Se suma a esto el ocultamiento de
muchos casos de cuerpos que se sabe han sido embalsamados en la antigüedad y
sin embargo se continúa con su mito, a pesar de que las investigaciones han
revelado el dato.
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