martes, 14 de octubre de 2014

Diálogo: Diferencias entre Yo superior, Espíritu, Alma y ego.


Conversación realizada en el 2010



DANIEL ASAMUYA: El tema a tratar es sobre el Yo Superior, y si el Espíritu se divide al encarnar en un 10%. Le vamos a pedir a Denyse que explique un poco que es el llamado “Yo Superior”, que es lo que se llama “alma” y que es lo que canalizamos mediante canalización, por ejemplo al hacer una terapia de vidas pasadas. Que es lo que se canaliza y habla y descarga engramas mediante el canalizador. Luego podríamos agregar la pregunta de si existe otro “yo”; si se le puede denominar “yo inferior o ego” y si tiene consciencia diferenciada. Empecemos por lo primero, ¿qué sería el “Yo Superior”?

DENYSE GOMEZ: Hace unos años escribí un artículo basado en información que se me dio, es decir, una mezcla de información canalizada con interpretaciones que hice en su momento. El texto se llama “Somos espíritu”.(Ver en este blog en “Psicología Trascendental” o en “Esoterismo”).  En él se explica la constitución del ser humano y también habla del 3 y el 7 como números sagrados, porque son los números en los cuales se puede explicar la existencia del Universo y la diferencia de los diversos estados vibracionales, y cómo el ser humano sigue el principio o ley universal de correspondencia, que dice “arriba es como abajo y abajo es como arriba”; entendiendo que es un microuniverso, un fractal del universo o un universo en pequeño, el ser humano tiene también sus principios en sí mismo y también se puede explicar su constitución de acuerdo a estos números sagrados, el 3 y el 7.

Por eso en la antigüedad había mucha más claridad con respecto a que el hombre poseía 3 aspectos en uno solo, en sí mismo; y 7 formas en que esos aspectos se podían discriminar o dividir para entender su comportamiento y su naturaleza. El problema es que hoy en día, y con el nacimiento del raciocinio de lo espiritual en Grecia, toda la tradición antigua y la sabiduría ancestral que llegó hasta los griegos se ocultó y en consecuencia  se generó una polaridad en la comprensión del ser humano. Es decir, dejó de ser entendido como una trinidad en sí mismo, que sería espíritu-alma-cuerpo, para ser una parte no visible y otra visible o física. Los conceptos  de alma y de espíritu dejaron de ser diferenciados. Y de ahí que todos los pensadores, filósofos y especialmente las corrientes religiosas, comenzaron una disyuntiva inútil sobre qué sería lo más importante, si el cuerpo o el alma. Y hasta el día de hoy se confunde totalmente el concepto de “alma” con el de “espíritu”, no se hace una diferenciación. De esta manera se pierde la constitución ternaria original del ser humano, lo cual es observable en muchas corrientes pseudoespiritualistas como las que hoy están abundando, aunque no se puede negar que todavía existen escuelas de misterios que conservan aun aquella visión ternaria.

Algunos reemplazan el alma por la mente. Dicen que el ser humano está hecho de cuerpo, mente y espíritu. Pero vuelven a dejar al alma como si fuera sinónimo de espíritu, lo cual no consideramos que sea correcto. La mente es una parte, un componente más del alma. Es un vehículo del alma, una herramienta energética, al igual que las emociones. Aunque podríamos llamar Esencia Mental a toda esa energía tanto mental inferior o básica como emocional, que se expresa  en el ser humano. De esta manera, el Alma vibra a través de esa Esencia mental englobando esos dos aspectos, y englobando un mundo más sutil que incluye a la intuición y a la autoconciencia, dentro de un aspecto de la Mente superior o causal, que nos sirve como un puente entre nuestra identidad humana y la Gran Consciencia Cósmica del mundo espiritual o Nuestro Yo Divino.

Entonces, para poder responder a las preguntas: “¿Con qué nos comunicamos nosotros?” y “¿qué es el Yo Superior?”, tenemos que aclarar estos tres conceptos de Espíritu, alma y cuerpo. Así se podrá  entender los fundamentamos sobre los cuales nos basamos para realizar nuestras terapias y explicar los temas que manejamos.

Hemos dicho en otras oportunidades, que el Espíritu es el verdadero principio vital. Dicho en otras palabras es la Consciencia sumada a la Energía. Dicho en términos científicos es el gran campo informativo (información en movimiento), la  gran onda cuántica a través y en la cual, nosotros estamos intercomunicados y unificados a todo Ser. Eso es el Espíritu. Cada uno posee un principio espiritual que de alguna manera es uniforme en todos, esencial en todos, y es el que nos hermana como hijos divinos. Aquello que nos hace ser “dioses en miniatura”, o parte de ese gran Dios como lo queramos llamar. Y esa es nuestra verdadera naturaleza, la naturaleza  esencialmente divina o sagrada que tenemos. Compartimos a través de ella el atributo de “poder crear” de la misma manera que lo  hace nuestra Fuente, nuestro origen, llamémosle Dios, Todo o Absoluto.



Somos como un rayo de sol sin que seamos el sol mismo, pero que no dejamos de ser Él porque seamos solamente un rayo de Él. Aunque el rayo de sol se filtre por un orificio de una cortina o de un muro decimos que ese sol esta ahí, entre nosotros, aunque lejos aparentemente, porque podemos tocar el sol a través de ese rayo. Igualmente podemos decir que tocamos a Dios cuando tenemos la posibilidad de percibir las leyes espirituales en todas las cosas. Cuando me refiero a todas las cosas no me refiero solamente al ser humano por supuesto, sino a todos los seres que existen. Y como ese “rayo de sol” es el principio vital por excelencia y está en todas las cosas por eso afirmamos que todo, absolutamente todo, tiene vida. Vida en diferentes órdenes o expresiones. La vida se expresa en múltiples formas, formas incluso no imaginadas por nosotros. Simplemente tenemos que ser lo suficientemente abiertos para poder ver esa vida. Esa vida como Consciencia-Energía, información latente o potencial que se expresa en todas las cosas. Desde seres que no podemos ver hasta elementos básicos de la naturaleza como un cristal; por ejemplo la sal pueda cristalizarse sola en cubos perfectos, y eso es una señal de la información que tiene y que hay en su naturaleza mineral como Consciencia, para que tenga esa vida que se expresa de esa manera. Y sucede con un elemento que para nosotros, en nuestra visión reduccionista, es un elemento muerto, inerte. Ahí hay vida, aunque no la podamos analizar o entender de esa manera. También podemos ver cómo los cristales pueden guardar otra  información externa, y es otra prueba de que poseen una Consciencia, receptiva en este caso, capaz de intercambiar un tipo de energía más sutil con otros seres. Este tipo de cosas son las que nos hermana unos con otros.

En todo este proceso en el que Lo Divino como Cosnciencia Superior en determinado punto de la creación tuvo la “necesidad”, -llamémosle así, para definirlo en términos humanos-, tuvo la necesidad de “darse cuenta de sí misma”; es decir, cuando esa Consciencia deseó descubrirse a sí misma, estando inmerso en su Creación y luego de haber llegado hasta el punto más denso de dicha Creación (la materia física), surgieron los seres individualizados, como el Ser Humano, con un vehículo de autoconsciencia necesario para realizar el viaje sagrado (el viaje de la Divinidad) hacia la vivencia personal o directa con dicha Creación.

Sin embargo para que esa autoconsciencia fuera plena tuvo que despertarse progresivamente en cada uno de los reinos de la naturaleza. De esta manera, mientras más simple es la expresión de Vida,  más homogénea es la conciencia en los seres, una conciencia común que empezó a individualizarse cuando una especie animal determinada fuera capaz de albergar una identidad propia capaz de visualizar (o preguntarse) su propio origen, su naturaleza, es decir, adquirir la conciencia de su Consciencia.

Antes de la existencia del Ser humano, la conciencia no era más que un “programa informático” y ese programa de información de consciencia funciona al unísono en todas las especies de una misma creación. Es decir, las piedras o los cristales tienen determinadas cualidades y esas cualidades son su personalidad. Esa personalidad es igual en todos los cristales de la misma especie. La personalidad de un perro está asociada a su raza, pero su  conducta en general cumple con similitudes propias de su especie. A eso se le llama Alma colectiva, la personalidad propia que identifica una especie o grupo de seres.

Pero en los Seres humanos para poderse generar ese estado de autoconsciencia se tuvo que especializar esa Alma Colectiva en múltiples expresiones separadas en pequeñas almas libres (por su capacidad de elección) e individuales (que generan diversas personalidades). Y entonces por eso el Ser humano es un poco más complejo. Ya que el Alma en cada individuo se convierte en su propia Unidad de Consciencia, individual y no colectiva como en los demás seres de los reinos predecesores. De esta manera se convierte en un receptáculo en el cual el Espíritu tiene la voluntad propia y libre de crear una realidad personal, variada y diferente que puede distinguirse de otras experiencias. Y esa realidad propia y personal son únicas en cada individuo, ya que proviene de toda la energía mental y emocional contenidas en el Alma y que se expresa en lo físico a través de energía etérea, y material o “biológica”, de acuerdo a lo que dicha Alma decide organizar y dosificar en su viaje de vida, construyendo un tejido con otros seres humanos de experiencias distintas pero compartidas, para el desarrollo común de la autoconciencia y la libertad de toda la especie humana. Sin embargo, este desarrollo solo es posible cuando cada Consciencia humana individual logra “mirarse a sí misma”, cuando el Alma se vuelve consciente de lo que Es en esencia: el Alma reconociendo su propia existencia.

El Alma Humana es, entonces, el cuerpo espiritual a través del cual el Espíritu se mide y se ve a sí mismo (identidad) y puede crear su propia realidad ya no como especie sino como ser individual. Es el puente intermediario entre lo espiritual (lo invisible) y el mundo físico (lo visible). Antes de que existiera el mundo físico organizado, ya existían las almas. Pero las almas necesitan vehículos para poderse expresar, expresar toda esa creatividad, porque de nada servía tener ideas, pensamientos, imágenes, emociones, que empezaron a surgir a través del alma y que no podían plasmarse, no podían crearse. Entonces casi que simultáneamente con la aparición del alma tuvo que aparecer el vehículo ideal para que esas almas pudieran vivir esas experiencias y crear en el mundo físico todo eso que se podía crear a nivel mental. Y como ya se dijo, se tuvo que empezar a través de mundos sutiles hasta llegar al máximo plano de densidad, el físico.



Entonces si entendemos que el alma ha pasado por un montón de procesos para poder llegar a expresarse en un plano de densidad tan grande como este, puedes ver que si bien el Espíritu es como un rayo de luz, el Alma vendría a ser como esa luz reflejada en un prisma, o más bien, el prisma mismo sobre el cual esa luz es absorbida, para poder generar todos los colores posibles de manifestación de las cosas. Todos los siete colores del espectro de la luz van a surgir a partir del Alma. Sabemos que la luz misma se divide en siete espectros distintos y hay algunos espectros que son de mayor o de menor vibración. Entonces el alma aprende de cada color por decirlo así. Es decir, pasa por todos esos estadios de densidad para poder aprender, hasta que llega al rojo que es el más denso de los colores visibles. Y esa alma que es como un cristal, como un prisma digamos, puede teñirse de algunos de esos colores temporalmente mientras aprende a conocerlos todos.

Cuando el ser que es autoconsciente, o sea, que tiene un Alma individual, desea vivir esas experiencias y decide tenerlas a través de un cuerpo físico necesita una envoltura más. Siempre hemos hecho la comparación de lo que ocurre cuando una persona que está acostumbrada a respirar el aire y el oxígeno de la superficie necesita sumergirse en el océano. El alma es como un buceador. El ser autoconsciente, ser humano o alma humana, para poder vivir la experiencia del plano físico, necesita sumergirse en el océano del mundo físico. Pero aunque ese no sea su hábitat natural ya que su hábitat natural es un plano más sutil, se arriesga a vivir en este mundo oceánico por una temporada, posiblemente larga, para poder experimentar y crear allí, en ese océano de vida que es el mundo físico. Y para eso requiere un traje, especialmente si no sabe nada de este mundo. Entre más inexperto –o involucionado- es el buzo, más necesita un traje especial que lo proteja del frío, un buen tanque de oxígeno, y elementos lo suficientemente pesados como para permitirle quedarse un buen tiempo abajo, sumergido en las profundidades de ese océano y descubrir lo más profundo de la vida. Ese “equipo” es lo que nosotros llamamos ego. Sin embargo pasa que el ego a veces se vuelve tan pesado que hunde al buzo y no lo deja salir a la superficie. Esa es la dificultad cuando estamos acá, nos olvidamos que pertenecemos a la superficie y no al océano. Y entonces nos quedamos impactados con las maravillas del océano.

Se dice que los seres humanos mortales somos dioses que nos hemos olvidado de esa naturaleza divina original, somos esos buzos que nos quedamos en el fondo del mar. La idea es convertirnos en buzos expertos. Estos son los que cada vez requieren menos oxígeno. Saben que en algún momento tienen que ir a la superficie para respirar y volver. Y se vuelven expertos nadadores. Esos son los Maestros. Que ya no necesitan ni siquiera el equipo, los que si bien pueden usar algún tipo de mascarilla o algo como para poder mantenerse en el fondo un tiempo-un ego ligero-, tienen la capacidad de estar como intermitentes entre ambos mundos, conectados con su Yo Espiritual pero siendo capaces de nadar bien en el mundo físico expuestos a todo lo que eso implica. Y primero deben hacerlo ellos para luego enseñarles a otros a nadar. Esos son los seres que se alivianan, alivianan el ego para poder ponerse en contacto con su verdadera Alma.

Entonces el Alma humana cuando está con ese pesado traje de buzo es un alma que está algo confundida, que ha olvidado su origen, que esta un poco desconectada. Pero si nosotros hacemos a un lado el ego de una determinada alma y la percibimos lo más fielmente posible nos comunicamos con lo  que nosotros llamamos Yo Superior – no por ser lo mejor de cada persona, sino por ser su esencia individual más sutil a la que podemos acceder -. Pero no podemos pensar que esa alma, aunque tenga ese ego o traje muy pegado o afianzado y no quiera salir a la superficie,  deja de ser un Yo Superior por eso. Por esta razón nosotros al establecer contacto con el Yo Superior de un consultante intentamos comunicarnos no con su ego sino con el alma que está detrás de ese ego y sin embargo muchas veces encontramos almas que tienen un traje de buzo muy pesado,  y esto explica porque su Yo puede expresar las impresiones de su ego actual o aquellas características que han sobrevivido o se han repetido encarnación tras encarnación. Por lo tanto la comunicación con el Yo superior de cada persona es variable, porque este Yo superior puede tener un nivel de afectación mayor o menor de sus experiencias con los egos que ha tenido en cada vida y puede estar más o menos cercana a su Yo Divino o Espiritual.

DANIEL ASAMUYA: Si, algunas tienen un traje más liviano digamos y están más cerca de la superficie, por eso se expresan en una forma más coherente diríamos.

DENYSE GOMEZ: Hay almas que tienen mucha experiencia de estar en el océano.

DANIEL ASAMUYA: Claro, demuestran tener más paz, tranquilidad, asimilan más las cosas. Son un poco más abiertas, otras son demasiado cerradas. Son aquellas que me enferman por ejemplo, al canalizarlas [1]

DENYSE GOMEZ: Esa es la diferencia entonces entre los seres con los cuales nos comunicamos. Nos comunicamos con el alma estando encarnada, con el prisma que cada uno tiene dentro de sí. Con esa identidad autoconsciente. Identidad espiritual autoconsciente, porque el Espíritu solo por sí mismo no se vuelve autoconsciente, a menos que esté unido a Dios totalmente. Y estamos todos en este momento, así entre comillas, “separados” de Dios. Obviamente no es que haya una separación real.

DANIEL ASAMUYA: A esa alma que está digamos con un traje más pesado, ¿se le podría llamar Yo Inferior?

DENYSE GOMEZ: Respecto a esa pregunta…

DANIEL ASAMUYA: ¿Qué vendría a ser el Yo Inferior?

DENYSE GOMEZ: Pasa que nosotros somos tan racionales a veces que para poder entender las cosas tenemos que escindirlas, tenemos que cortarlas, partirlas; entonces decimos “si estás con un traje liviano eres un Maestro, si tienes un traje pesado estas repleto de ego”. Realmente no podemos llamarle Yo Inferior porque el ego es una herramienta. En muchas teorías esotéricas y filosóficas hablan del Yo Inferior como la personalidad, es decir como el ego; pero se refieren a ese ego o personalidad como la parte más densa de nuestras energías mentales y emocionales. O sea la parte más densa de nuestra esencia mental, que es la energía vital del alma.

Es muy difícil hacer esas divisiones. En términos prácticos podría servir para poder ubicarse, pero eso es como si estuviéramos hablando de grados de temperatura o estados de un elemento. Nosotros no podemos decir por ejemplo “hasta 20º C es frío, de 20 a 40º C es calor y más de 40º C ya se está hirviendo”. Es muy difícil establecer un punto de corte para definir ciertas cosas. O sea nosotros no podemos decir por qué las personas al tener un ego “pesado” pueden tener una cierta proporción de  emociones densas…

DANIEL ASAMUYA: Yo creo que son etapas…

DENYSE GOMEZ: ¡Claro!!, o también una persona puede tener emociones superiores o estados superiores de conciencia cuando empieza a despertar su Alma…

DANIEL ASAMUYA: Se podría comparar con los grados escolares.

DENYSE GOMEZ: Sí, pero sin embargo también hay cortes en los grados escolares, 1º, 2º, etc. Y en esto no hay cortes. Por eso opino que cada persona es tan distinta que puede tener pequeños momentos de lucidez donde los estados superiores del alma, la integración de los arquetipos e ideales superiores con las emociones superiores se presenten, aunque sea vagamente… Cuando hablo de Amor -Voluntad, Paz-Gozo, Valor-Aceptación, me refiero a las máximas expresiones que integran sentimientos, pensamientos y actitudes, - porque nada en el mundo espiritual está separado de ningún aspecto, todo está unido en el mundo del Alma pura.

Pero en el mundo de lo denso, como todo se comienza a separar entonces van las emociones por un lado, los pensamientos por el otro, las actitudes por allá, los roles por acá y así sucesivamente. Entonces aquí los podemos ver más separados pero realmente una persona puede saltar de un estado emocional a otro o detener ese profundo miedo a perder y despertar una energía superior que sería el Valor por ejemplo. Y hay personas capaces de saltar de a un estado de paz, o  de un momentos de tristeza a uno de emotividad o de gozo. Porque según la ley de polaridad son la misma energía, solo que en una está vibrando a mayor velocidad o está activa y en la otra está lenta o pasiva. Realmente lo que existe, la verdadera energía, es la de los estados superiores como el valor, la aceptación, la voluntad, etc. y es  la ausencia de estos lo que genera todos los estados densos. Entonces lo que nosotros experimentamos muchas veces es la ausencia de esa Energía superior o vital, y por eso mismo es difícil decir “este es el Yo Inferior”. Yo diría más bien la ausencia de conexión con nuestra Alma o Yo Real, lo que está actuando por nosotros, es la falta de eso, o como dicen algunos textos antiguos: el No-Yo. Así como se dice que la oscuridad es la que domina un espacio, en realidad es la falta de luz la que hace que no podamos ver. ¿Se entiende?

DANIEL ASAMUYA: ¿Y cuando hablamos de consciencia diferenciada?

DENYSE GOMEZ: También eso viene de la escisión, de la división, viene de ahí…

DANIEL ASAMUYA: El decir que se tiene consciencia diferenciada o no… O sea, Mi Yo superior tiene una conciencia y mi ego o yo encarnado otra…

DENYSE GOMEZ: También depende del concepto que tengamos de consciencia. Porque en un nivel muy básico la “conciencia” sería “darse cuenta de”. A nivel del alma  humana la conciencia es darse cuenta de sí mismo, la Autoconciencia. Y en un nivel mucho más superior es el estar conectado permanentemente con el mundo espiritual. Sería la Consciencia plena. Así que ¿de qué nivel de conciencia estamos hablando para empezar? No se puede entender como algo específico para una persona particular; en mi opinión hay mayor o menor nivel de conciencia dentro de unos grados difíciles de medir.

DANIEL ASAMUYA: Será que se hace referencia a cómo se maneja el concepto de 90% de Espíritu desencarnado y 10% encarnado y si las Consciencias de ambos se diferencian…

DENYSE GOMEZ: Es que el ego en sí es una especie de herramienta, una máquina creada por la mente inferior como instrumento de supervivencia en el mundo físico. Y la mente no es una consciencia en sí misma. No tiene una consciencia, es la Consciencia la que tiene una mente. Un ego lleno de roles es la apología de la inconsciencia, es inconsciencia pura. Es el estado de adormecimiento pleno, en el que podemos sumergirnos para olvidar por un momento que estábamos “allá arriba” y así poder vivir más plenamente la supervivencia en el mundo físico. Entonces no podemos hablar de que el ego tiene su “conciencia” y el alma otra “conciencia” y que ambas conciencias co-existan y a la vez estén  separadas.

DANIEL ASAMUYA: Y es muy interesante esto que dices porque me puede llevar a entender por qué la actitud de algunas personas tan cerradas, o que pueden llegar a destruirse o a sentirse abatidas a la hora de poder reconocer un error, por ejemplo.



DENYSE GOMEZ. Es importante entender eso a la luz de darse cuenta de que, a mayor fuerza del ego distorsionado pues menor es la conciencia, y a mayor conexión con el Alma pues hay un estado más puro y no tan contaminado de actitudes mecánicas egoicas, una menor identificación con la máscara o el personaje del teatro de la vida. Se es más consciente. Y si esa Alma logra entender la función de ese ego, aceptar ese ego, aprender a vivir con él en este océano de la vida que llamamos mundo físico, y trascenderlo; usarlo y no dejarse usar por los roles que lo invaden, entonces podemos acceder a salir de esta “Matrix”, que es este mundo holográfico de las realidades que creamos los Seres humanos.

Por eso cuando a veces tomamos decisiones adversas a nuestra naturaleza humana o abrazamos una determinada ideología hostil, o actuamos como si algo “fuera de nosotros mismos” nos programara para hacerlo, lo más seguro es que nuestros roles han tomado dominio de nuestra vida a través de mecanismos que atraviesan nuestro inconsciente. Somos movidos por resortes ajenos a la verdadera voluntad del Alma que pueden provenir de la cultura, nuestra familia, y las marcas dolorosas de nuestro pasado olvidado.

Cuando algunos autores hablan de que el Alma encarna en un 10% en el plano físico, preferimos entenderlo como una analogía del escaso nivel de dominio que suele tener nuestra alma sobre la vida como encarnados. Pero no lo vemos como una separación energética posible, pues, como hemos dicho no es posible medir con un número o un porcentaje la cantidad de conciencia despierta que tenemos para actuar en el plano físico. Sea que estemos encarnados o no, tenemos una sola alma por persona, y podemos seguir pensando y sintiendo aun cuando hemos abandonado nuestro cuerpo y desconectado nuestro cerebro a la energía de la esencia mental. Nuestra imagen del Alma es más bien como la de un gran cuerpo de energía que interpenetra el cuerpo físico en su totalidad y actúa a través del sistema nervioso, diseminado en este, y anclado, sin embargo, en el chakra cardíaco, de manera similar a un  feto humano que se une a la placenta de su madre a través del cordón umbilical.

Por su parte el Espíritu, que inhunda tanto al Alma como al cuerpo, vivifica y moviliza, su información, ordenada y direccionada por el Alma. Es preexistente a la posesión del alma sobre el cuerpo y cuando esta triada (espíritu, alma y cuerpo) se unifica en el Ser humano, se genera el milagro de la vida en este mundo, tres elementos coordinados e interpenetrados, que como una sola unidad dan a la vida su espacio, de la misma manera en que hasta una simple célula lo hace en cada minúscula parte de nosotros mismos.

Así pues, no concebimos un 90% por ciento de nuestra Alma separada de nuestra naturaleza, solo una parte no medible de nuestra memoria ancestral a la cual no tenemos acceso directo cuando encarnamos para evitar la carga emocional que el recordar nuestras vidas implicaría. Pero cuando forzamos a través de técnicas ese recuerdo se puede acceder a esa parte de Alma que se mantiene almacenada como Energía no Consciente o recurrir a un intermediario que pueda visualizar psíquicamente ese registro energético de nuestra Alma, tal como se hace con la Terapia de Auditación Espiritual.

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[1] NOTA: En la experiencia de Daniel Asamuya como canalizador, le ha sucedido muchas veces que luego de retirada la entidad (siempre el Yo Superior de algún consultante), ha manifestado malestares físicos que luego confirmamos que son los mismos padeceres del consultante. Por ejemplo molestias oculares si el consultante padece de algún problema ocular, pérdida de voz, dolores de cabeza, molestias en la espalda, entre otros.



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