Conversación realizada
en el 2010
DANIEL
ASAMUYA: El tema a tratar es sobre el Yo Superior, y si el Espíritu se divide
al encarnar en un 10%. Le vamos a pedir a Denyse que explique un poco que es el
llamado “Yo Superior”, que es lo que se llama “alma” y que es lo que
canalizamos mediante canalización, por ejemplo al hacer una terapia de vidas
pasadas. Que es lo que se canaliza y habla y descarga engramas mediante el
canalizador. Luego podríamos agregar la pregunta de si existe otro “yo”; si se
le puede denominar “yo inferior o ego” y si tiene consciencia diferenciada.
Empecemos por lo primero, ¿qué sería el “Yo Superior”?
DENYSE
GOMEZ: Hace unos años escribí un artículo basado en información que se me dio,
es decir, una mezcla de información canalizada con interpretaciones que hice en
su momento. El texto se llama “Somos
espíritu”.(Ver en este blog en “Psicología Trascendental” o en “Esoterismo”).
En él se explica la constitución del ser
humano y también habla del 3 y el 7 como números sagrados, porque son los
números en los cuales se puede explicar la existencia del Universo y la
diferencia de los diversos estados vibracionales, y cómo el ser humano sigue el
principio o ley universal de correspondencia, que dice “arriba es como abajo y abajo es como arriba”; entendiendo que es
un microuniverso, un fractal del universo o un universo en pequeño, el ser
humano tiene también sus principios en sí mismo y también se puede explicar su
constitución de acuerdo a estos números sagrados, el 3 y el 7.
Por
eso en la antigüedad había mucha más claridad con respecto a que el hombre
poseía 3 aspectos en uno solo, en sí mismo; y 7 formas en que esos aspectos se
podían discriminar o dividir para entender su comportamiento y su naturaleza.
El problema es que hoy en día, y con el nacimiento del raciocinio de lo
espiritual en Grecia, toda la tradición antigua y la sabiduría ancestral que
llegó hasta los griegos se ocultó y en consecuencia se generó una polaridad en la comprensión del
ser humano. Es decir, dejó de ser entendido como una trinidad en sí mismo, que
sería espíritu-alma-cuerpo, para ser una parte no visible y otra visible o
física. Los conceptos de alma y de
espíritu dejaron de ser diferenciados. Y de ahí que todos los pensadores,
filósofos y especialmente las corrientes religiosas, comenzaron una disyuntiva
inútil sobre qué sería lo más importante, si el cuerpo o el alma. Y hasta el
día de hoy se confunde totalmente el concepto de “alma” con el de “espíritu”, no
se hace una diferenciación. De esta manera se pierde la constitución ternaria
original del ser humano, lo cual es observable en muchas corrientes
pseudoespiritualistas como las que hoy están abundando, aunque no se puede
negar que todavía existen escuelas de misterios que conservan aun aquella
visión ternaria.
Algunos
reemplazan el alma por la mente. Dicen que el ser humano está hecho de cuerpo,
mente y espíritu. Pero vuelven a dejar al alma como si fuera sinónimo de
espíritu, lo cual no consideramos que sea correcto. La mente es una parte, un
componente más del alma. Es un vehículo del alma, una herramienta energética,
al igual que las emociones. Aunque podríamos llamar Esencia Mental a toda esa
energía tanto mental inferior o básica como emocional, que se expresa en el ser humano. De esta manera, el Alma
vibra a través de esa Esencia mental englobando esos dos aspectos, y englobando
un mundo más sutil que incluye a la intuición y a la autoconciencia, dentro de
un aspecto de la Mente superior o causal, que nos sirve como un puente entre
nuestra identidad humana y la Gran Consciencia Cósmica del mundo espiritual o
Nuestro Yo Divino.
Entonces,
para poder responder a las preguntas: “¿Con qué nos comunicamos nosotros?” y “¿qué
es el Yo Superior?”, tenemos que aclarar estos tres conceptos de Espíritu, alma
y cuerpo. Así se podrá entender los fundamentamos
sobre los cuales nos basamos para realizar nuestras terapias y explicar los
temas que manejamos.
Hemos
dicho en otras oportunidades, que el Espíritu es el verdadero principio vital. Dicho
en otras palabras es la Consciencia sumada a la Energía. Dicho en términos
científicos es el gran campo informativo (información en movimiento), la gran onda cuántica a través y en la cual,
nosotros estamos intercomunicados y unificados a todo Ser. Eso es el Espíritu.
Cada uno posee un principio espiritual que de alguna manera es uniforme en
todos, esencial en todos, y es el que nos hermana como hijos divinos. Aquello
que nos hace ser “dioses en miniatura”, o parte de ese gran Dios como lo
queramos llamar. Y esa es nuestra verdadera naturaleza, la naturaleza esencialmente divina o sagrada que tenemos.
Compartimos a través de ella el atributo de “poder crear” de la misma manera
que lo hace nuestra Fuente, nuestro origen,
llamémosle Dios, Todo o Absoluto.
Somos
como un rayo de sol sin que seamos el sol mismo, pero que no dejamos de ser Él
porque seamos solamente un rayo de Él. Aunque el rayo de sol se filtre por un
orificio de una cortina o de un muro decimos que ese sol esta ahí, entre
nosotros, aunque lejos aparentemente, porque podemos tocar el sol a través de
ese rayo. Igualmente podemos decir que tocamos a Dios cuando tenemos la
posibilidad de percibir las leyes espirituales en todas las cosas. Cuando me
refiero a todas las cosas no me refiero solamente al ser humano por supuesto,
sino a todos los seres que existen. Y como ese “rayo de sol” es el principio
vital por excelencia y está en todas las cosas por eso afirmamos que todo,
absolutamente todo, tiene vida. Vida en diferentes órdenes o expresiones. La
vida se expresa en múltiples formas, formas incluso no imaginadas por nosotros.
Simplemente tenemos que ser lo suficientemente abiertos para poder ver esa
vida. Esa vida como Consciencia-Energía, información latente o potencial que se
expresa en todas las cosas. Desde seres que no podemos ver hasta elementos
básicos de la naturaleza como un cristal; por ejemplo la sal pueda
cristalizarse sola en cubos perfectos, y eso es una señal de la información que
tiene y que hay en su naturaleza mineral como Consciencia, para que tenga esa
vida que se expresa de esa manera. Y sucede con un elemento que para nosotros,
en nuestra visión reduccionista, es un elemento muerto, inerte. Ahí hay vida,
aunque no la podamos analizar o entender de esa manera. También podemos ver cómo
los cristales pueden guardar otra información externa, y es otra prueba de que
poseen una Consciencia, receptiva en este caso, capaz de intercambiar un tipo
de energía más sutil con otros seres. Este tipo de cosas son las que nos hermana
unos con otros.
En
todo este proceso en el que Lo Divino como Cosnciencia Superior en determinado
punto de la creación tuvo la “necesidad”, -llamémosle así, para definirlo en
términos humanos-, tuvo la necesidad de “darse cuenta de sí misma”; es decir,
cuando esa Consciencia deseó descubrirse a sí misma, estando inmerso en su
Creación y luego de haber llegado hasta el punto más denso de dicha Creación
(la materia física), surgieron los seres individualizados, como el Ser Humano,
con un vehículo de autoconsciencia necesario para realizar el viaje sagrado (el
viaje de la Divinidad) hacia la vivencia personal o directa con dicha Creación.
Sin
embargo para que esa autoconsciencia fuera plena tuvo que despertarse
progresivamente en cada uno de los reinos de la naturaleza. De esta manera, mientras
más simple es la expresión de Vida, más
homogénea es la conciencia en los seres, una conciencia común que empezó a
individualizarse cuando una especie animal determinada fuera capaz de albergar
una identidad propia capaz de visualizar (o preguntarse) su propio origen, su
naturaleza, es decir, adquirir la conciencia de su Consciencia.
Antes
de la existencia del Ser humano, la conciencia no era más que un “programa
informático” y ese programa de información de consciencia funciona al unísono
en todas las especies de una misma creación. Es decir, las piedras o los
cristales tienen determinadas cualidades y esas cualidades son su personalidad.
Esa personalidad es igual en todos los cristales de la misma especie. La
personalidad de un perro está asociada a su raza, pero su conducta en general cumple con similitudes
propias de su especie. A eso se le llama Alma colectiva, la personalidad propia
que identifica una especie o grupo de seres.
Pero
en los Seres humanos para poderse generar ese estado de autoconsciencia se tuvo
que especializar esa Alma Colectiva en múltiples expresiones separadas en
pequeñas almas libres (por su capacidad de elección) e individuales (que
generan diversas personalidades). Y entonces por eso el Ser humano es un poco
más complejo. Ya que el Alma en cada individuo se convierte en su propia Unidad
de Consciencia, individual y no colectiva como en los demás seres de los reinos
predecesores. De esta manera se convierte en un receptáculo en el cual el Espíritu
tiene la voluntad propia y libre de crear una realidad personal, variada y
diferente que puede distinguirse de otras experiencias. Y esa realidad propia y
personal son únicas en cada individuo, ya que proviene de toda la energía
mental y emocional contenidas en el Alma y que se expresa en lo físico a través
de energía etérea, y material o “biológica”, de acuerdo a lo que dicha Alma
decide organizar y dosificar en su viaje de vida, construyendo un tejido con
otros seres humanos de experiencias distintas pero compartidas, para el
desarrollo común de la autoconciencia y la libertad de toda la especie humana. Sin
embargo, este desarrollo solo es posible cuando cada Consciencia humana
individual logra “mirarse a sí misma”, cuando el Alma se vuelve consciente de
lo que Es en esencia: el Alma reconociendo su propia existencia.
El
Alma Humana es, entonces, el cuerpo espiritual a través del cual el Espíritu se
mide y se ve a sí mismo (identidad) y puede crear su propia realidad ya no como
especie sino como ser individual. Es el puente intermediario entre lo
espiritual (lo invisible) y el mundo físico (lo visible). Antes de que
existiera el mundo físico organizado, ya existían las almas. Pero las almas
necesitan vehículos para poderse expresar, expresar toda esa creatividad,
porque de nada servía tener ideas, pensamientos, imágenes, emociones, que
empezaron a surgir a través del alma y que no podían plasmarse, no podían
crearse. Entonces casi que simultáneamente con la aparición del alma tuvo que
aparecer el vehículo ideal para que esas almas pudieran vivir esas experiencias
y crear en el mundo físico todo eso que se podía crear a nivel mental. Y como
ya se dijo, se tuvo que empezar a través de mundos sutiles hasta llegar al
máximo plano de densidad, el físico.
Entonces
si entendemos que el alma ha pasado por un montón de procesos para poder llegar
a expresarse en un plano de densidad tan grande como este, puedes ver que si
bien el Espíritu es como un rayo de luz, el Alma vendría a ser como esa luz
reflejada en un prisma, o más bien, el prisma mismo sobre el cual esa luz es
absorbida, para poder generar todos los colores posibles de manifestación de
las cosas. Todos los siete colores del espectro de la luz van a surgir a partir
del Alma. Sabemos que la luz misma se divide en siete espectros distintos y hay
algunos espectros que son de mayor o de menor vibración. Entonces el alma
aprende de cada color por decirlo así. Es decir, pasa por todos esos estadios
de densidad para poder aprender, hasta que llega al rojo que es el más denso de
los colores visibles. Y esa alma que es como un cristal, como un prisma
digamos, puede teñirse de algunos de esos colores temporalmente mientras
aprende a conocerlos todos.
Cuando
el ser que es autoconsciente, o sea, que tiene un Alma individual, desea vivir
esas experiencias y decide tenerlas a través de un cuerpo físico necesita una
envoltura más. Siempre hemos hecho la comparación de lo que ocurre cuando una
persona que está acostumbrada a respirar el aire y el oxígeno de la superficie
necesita sumergirse en el océano. El alma es como un buceador. El ser
autoconsciente, ser humano o alma humana, para poder vivir la experiencia del
plano físico, necesita sumergirse en el océano del mundo físico. Pero aunque
ese no sea su hábitat natural ya que su hábitat natural es un plano más sutil,
se arriesga a vivir en este mundo oceánico por una temporada, posiblemente
larga, para poder experimentar y crear allí, en ese océano de vida que es el
mundo físico. Y para eso requiere un traje, especialmente si no sabe nada de
este mundo. Entre más inexperto –o involucionado- es el buzo, más necesita un
traje especial que lo proteja del frío, un buen tanque de oxígeno, y elementos
lo suficientemente pesados como para permitirle quedarse un buen tiempo abajo,
sumergido en las profundidades de ese océano y descubrir lo más profundo de la
vida. Ese “equipo” es lo que nosotros llamamos ego. Sin embargo pasa que el ego
a veces se vuelve tan pesado que hunde al buzo y no lo deja salir a la superficie.
Esa es la dificultad cuando estamos acá, nos olvidamos que pertenecemos a la
superficie y no al océano. Y entonces nos quedamos impactados con las
maravillas del océano.
Se
dice que los seres humanos mortales somos dioses que nos hemos olvidado de esa
naturaleza divina original, somos esos buzos que nos quedamos en el fondo del
mar. La idea es convertirnos en buzos expertos. Estos son los que cada vez
requieren menos oxígeno. Saben que en algún momento tienen que ir a la
superficie para respirar y volver. Y se vuelven expertos nadadores. Esos son
los Maestros. Que ya no necesitan ni siquiera el equipo, los que si bien pueden
usar algún tipo de mascarilla o algo como para poder mantenerse en el fondo un
tiempo-un ego ligero-, tienen la capacidad de estar como intermitentes entre
ambos mundos, conectados con su Yo Espiritual pero siendo capaces de nadar bien
en el mundo físico expuestos a todo lo que eso implica. Y primero deben hacerlo
ellos para luego enseñarles a otros a nadar. Esos son los seres que se
alivianan, alivianan el ego para poder ponerse en contacto con su verdadera Alma.
Entonces
el Alma humana cuando está con ese pesado traje de buzo es un alma que está
algo confundida, que ha olvidado su origen, que esta un poco desconectada. Pero
si nosotros hacemos a un lado el ego de una determinada alma y la percibimos lo
más fielmente posible nos comunicamos con lo que nosotros llamamos Yo Superior – no por ser
lo mejor de cada persona, sino por ser su esencia individual más sutil a la que
podemos acceder -. Pero no podemos pensar que esa alma, aunque tenga ese ego o
traje muy pegado o afianzado y no quiera salir a la superficie, deja de ser un Yo Superior por eso. Por esta
razón nosotros al establecer contacto con el Yo Superior de un consultante
intentamos comunicarnos no con su ego sino con el alma que está detrás de ese
ego y sin embargo muchas veces encontramos almas que tienen un traje de buzo
muy pesado, y esto explica porque su Yo puede
expresar las impresiones de su ego actual o aquellas características que han sobrevivido
o se han repetido encarnación tras encarnación. Por lo tanto la comunicación
con el Yo superior de cada persona es variable, porque este Yo superior puede
tener un nivel de afectación mayor o menor de sus experiencias con los egos que
ha tenido en cada vida y puede estar más o menos cercana a su Yo Divino o
Espiritual.
DANIEL
ASAMUYA: Si, algunas tienen un traje más liviano digamos y están más cerca de
la superficie, por eso se expresan en una forma más coherente diríamos.
DENYSE
GOMEZ: Hay almas que tienen mucha experiencia de estar en el océano.
DANIEL
ASAMUYA: Claro, demuestran tener más paz, tranquilidad, asimilan más las cosas.
Son un poco más abiertas, otras son demasiado cerradas. Son aquellas que me
enferman por ejemplo, al canalizarlas [1]
DENYSE
GOMEZ: Esa es la diferencia entonces entre los seres con los cuales nos
comunicamos. Nos comunicamos con el alma estando encarnada, con el prisma que
cada uno tiene dentro de sí. Con esa identidad autoconsciente. Identidad espiritual
autoconsciente, porque el Espíritu solo por sí mismo no se vuelve
autoconsciente, a menos que esté unido a Dios totalmente. Y estamos todos en
este momento, así entre comillas, “separados” de Dios. Obviamente no es que
haya una separación real.
DANIEL ASAMUYA: A
esa alma que está digamos con un traje más pesado, ¿se le podría llamar Yo
Inferior?
DENYSE
GOMEZ: Respecto a esa pregunta…
DANIEL ASAMUYA:
¿Qué vendría a ser el Yo Inferior?
DENYSE
GOMEZ: Pasa que nosotros somos tan racionales a veces que para poder entender
las cosas tenemos que escindirlas, tenemos que cortarlas, partirlas; entonces
decimos “si estás con un traje liviano eres un Maestro, si tienes un traje
pesado estas repleto de ego”. Realmente no podemos llamarle Yo Inferior porque
el ego es una herramienta. En muchas teorías esotéricas y filosóficas hablan
del Yo Inferior como la personalidad, es decir como el ego; pero se refieren a
ese ego o personalidad como la parte más densa de nuestras energías mentales y
emocionales. O sea la parte más densa de nuestra esencia mental, que es la
energía vital del alma.
Es
muy difícil hacer esas divisiones. En términos prácticos podría servir para
poder ubicarse, pero eso es como si estuviéramos hablando de grados de
temperatura o estados de un elemento. Nosotros no podemos decir por ejemplo
“hasta 20º C es frío, de 20 a 40º C es calor y más de 40º C ya se está
hirviendo”. Es muy difícil establecer un punto de corte para definir ciertas
cosas. O sea nosotros no podemos decir por qué las personas al tener un ego “pesado”
pueden tener una cierta proporción de emociones densas…
DANIEL
ASAMUYA: Yo creo que son etapas…
DENYSE
GOMEZ: ¡Claro!!, o también una persona puede tener emociones superiores o
estados superiores de conciencia cuando empieza a despertar su Alma…
DANIEL
ASAMUYA: Se podría comparar con los grados escolares.
DENYSE
GOMEZ: Sí, pero sin embargo también hay cortes en los grados escolares, 1º, 2º,
etc. Y en esto no hay cortes. Por eso opino que cada persona es tan distinta
que puede tener pequeños momentos de lucidez donde los estados superiores del
alma, la integración de los arquetipos e ideales superiores con las emociones
superiores se presenten, aunque sea vagamente… Cuando hablo de Amor -Voluntad,
Paz-Gozo, Valor-Aceptación, me refiero a las máximas expresiones que integran
sentimientos, pensamientos y actitudes, - porque nada en el mundo espiritual está
separado de ningún aspecto, todo está unido en el mundo del Alma pura.
Pero
en el mundo de lo denso, como todo se comienza a separar entonces van las
emociones por un lado, los pensamientos por el otro, las actitudes por allá,
los roles por acá y así sucesivamente. Entonces aquí los podemos ver más
separados pero realmente una persona puede saltar de un estado emocional a otro
o detener ese profundo miedo a perder y despertar una energía superior que
sería el Valor por ejemplo. Y hay personas capaces de saltar de a un estado de
paz, o de un momentos de tristeza a uno
de emotividad o de gozo. Porque según la ley de polaridad son la misma energía,
solo que en una está vibrando a mayor velocidad o está activa y en la otra está
lenta o pasiva. Realmente lo que existe, la verdadera energía, es la de los
estados superiores como el valor, la aceptación, la voluntad, etc. y es la ausencia de estos lo que genera todos los estados
densos. Entonces lo que nosotros experimentamos muchas veces es la ausencia de
esa Energía superior o vital, y por eso mismo es difícil decir “este es el Yo
Inferior”. Yo diría más bien la ausencia de conexión con nuestra Alma o Yo
Real, lo que está actuando por nosotros, es la falta de eso, o como dicen
algunos textos antiguos: el No-Yo. Así como se dice que la oscuridad es la que
domina un espacio, en realidad es la falta de luz la que hace que no podamos
ver. ¿Se entiende?
DANIEL
ASAMUYA: ¿Y cuando hablamos de consciencia diferenciada?
DENYSE
GOMEZ: También eso viene de la escisión, de la división, viene de ahí…
DANIEL
ASAMUYA: El decir que se tiene consciencia diferenciada o no… O sea, Mi Yo
superior tiene una conciencia y mi ego o yo encarnado otra…
DENYSE
GOMEZ: También depende del concepto que tengamos de consciencia. Porque en un
nivel muy básico la “conciencia” sería “darse cuenta de”. A nivel del alma humana la conciencia es darse cuenta de sí
mismo, la Autoconciencia. Y en un nivel mucho más superior es el estar conectado
permanentemente con el mundo espiritual. Sería la Consciencia plena. Así que
¿de qué nivel de conciencia estamos hablando para empezar? No se puede entender
como algo específico para una persona particular; en mi opinión hay mayor o
menor nivel de conciencia dentro de unos grados difíciles de medir.
DANIEL
ASAMUYA: Será que se hace referencia a cómo se maneja el concepto de 90% de
Espíritu desencarnado y 10% encarnado y si las Consciencias de ambos se
diferencian…
DENYSE
GOMEZ: Es que el ego en sí es una especie de herramienta, una máquina creada
por la mente inferior como instrumento de supervivencia en el mundo físico. Y
la mente no es una consciencia en sí misma. No tiene una consciencia, es la
Consciencia la que tiene una mente. Un ego lleno de roles es la apología de la
inconsciencia, es inconsciencia pura. Es el estado de adormecimiento pleno, en
el que podemos sumergirnos para olvidar por un momento que estábamos “allá arriba”
y así poder vivir más plenamente la supervivencia en el mundo físico. Entonces
no podemos hablar de que el ego tiene su “conciencia” y el alma otra “conciencia”
y que ambas conciencias co-existan y a la vez estén separadas.
DANIEL
ASAMUYA: Y es muy interesante esto que dices porque me puede llevar a entender
por qué la actitud de algunas personas tan cerradas, o que pueden llegar a
destruirse o a sentirse abatidas a la hora de poder reconocer un error, por
ejemplo.
DENYSE
GOMEZ. Es importante entender eso a la luz de darse cuenta de que, a mayor fuerza
del ego distorsionado pues menor es la conciencia, y a mayor conexión con el Alma
pues hay un estado más puro y no tan contaminado de actitudes mecánicas
egoicas, una menor identificación con la máscara o el personaje del teatro de
la vida. Se es más consciente. Y si esa Alma logra entender la función de ese
ego, aceptar ese ego, aprender a vivir con él en este océano de la vida que
llamamos mundo físico, y trascenderlo; usarlo y no dejarse usar por los roles
que lo invaden, entonces podemos acceder a salir de esta “Matrix”, que es este
mundo holográfico de las realidades que creamos los Seres humanos.
Por
eso cuando a veces tomamos decisiones adversas a nuestra naturaleza humana o
abrazamos una determinada ideología hostil, o actuamos como si algo “fuera de
nosotros mismos” nos programara para hacerlo, lo más seguro es que nuestros
roles han tomado dominio de nuestra vida a través de mecanismos que atraviesan
nuestro inconsciente. Somos movidos por resortes ajenos a la verdadera voluntad
del Alma que pueden provenir de la cultura, nuestra familia, y las marcas
dolorosas de nuestro pasado olvidado.
Cuando
algunos autores hablan de que el Alma encarna en un 10% en el plano físico,
preferimos entenderlo como una analogía del escaso nivel de dominio que suele
tener nuestra alma sobre la vida como encarnados. Pero no lo vemos como una
separación energética posible, pues, como hemos dicho no es posible medir con
un número o un porcentaje la cantidad de conciencia despierta que tenemos para
actuar en el plano físico. Sea que estemos encarnados o no, tenemos una sola alma
por persona, y podemos seguir pensando y sintiendo aun cuando hemos abandonado
nuestro cuerpo y desconectado nuestro cerebro a la energía de la esencia
mental. Nuestra imagen del Alma es más bien como la de un gran cuerpo de
energía que interpenetra el cuerpo físico en su totalidad y actúa a través del sistema
nervioso, diseminado en este, y anclado, sin embargo, en el chakra cardíaco, de
manera similar a un feto humano que se
une a la placenta de su madre a través del cordón umbilical.
Por
su parte el Espíritu, que inhunda tanto al Alma como al cuerpo, vivifica y
moviliza, su información, ordenada y direccionada por el Alma. Es preexistente
a la posesión del alma sobre el cuerpo y cuando esta triada (espíritu, alma y
cuerpo) se unifica en el Ser humano, se genera el milagro de la vida en este
mundo, tres elementos coordinados e interpenetrados, que como una sola unidad
dan a la vida su espacio, de la misma manera en que hasta una simple célula lo hace
en cada minúscula parte de nosotros mismos.
Así
pues, no concebimos un 90% por ciento de nuestra Alma separada de nuestra
naturaleza, solo una parte no medible de nuestra memoria ancestral a la cual no
tenemos acceso directo cuando encarnamos para evitar la carga emocional que el recordar
nuestras vidas implicaría. Pero cuando forzamos a través de técnicas ese
recuerdo se puede acceder a esa parte de Alma que se mantiene almacenada como
Energía no Consciente o recurrir a un intermediario que pueda visualizar psíquicamente
ese registro energético de nuestra Alma, tal como se hace con la Terapia de Auditación
Espiritual.
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[1] NOTA: En la experiencia de
Daniel Asamuya como canalizador, le ha sucedido muchas veces que luego de retirada
la entidad (siempre el Yo Superior de algún consultante), ha manifestado
malestares físicos que luego confirmamos que son los mismos padeceres del
consultante. Por ejemplo molestias oculares si el consultante padece de algún
problema ocular, pérdida de voz, dolores de cabeza, molestias en la espalda,
entre otros.
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