“Nada es inmóvil; todo se mueve; todo vibra”
Hermes Trimegistro – El Kybalión
Esta
hermosa ley es la base de la vitalidad del Universo. Es la ley del primer movimiento
de la Luz Espiritual expresado como onda-sonido y nos explica a su vez la
manera en que la Energía Universal, viaja a través de todas las cosas existentes,
usando “ropajes” de diversa densidad.
A
través de esta ley comprendemos como la Gran Mente del Eterno se abre a
múltiples formas de vida creando diferentes escalas de manifestación
vibratoria. Ese Uno indivisible (primera ley), se divide sin perder su esencia (segunda
ley), y sin embargo logra que cada criatura conserve una característica
especial: su grado propio de vibración de dicha energía primera.
Al
hablar de vibración, entonces, nos acercamos a la manera en que la Substancia
primordial con la que están hechas todas las cosas, cambia de forma,
moviéndose, desde una velocidad máxima –a nivel espiritual- hacia una velocidad
tan lenta que pareciera ausente de dicha vitalidad-como podemos ver en la
expresión más densa de la materia. Entre ambos extremos encontramos una gran
escalera de diversos estados vibratorios que podemos llamar planos de energía o
de vida.
En
el Kybalión, a estos planos se les llama, planos de correspondencia, ya que
entre ellos se aplica la segunda ley como hemos explicado previamente. Estos
planos se resumen allí en tres grandes planos que son: El Plano Espiritual, el
Plano Mental y el Plano Físico, y se explican ampliamente en dicho orden, desde
una velocidad vibratoria alta a la más baja. Por eso el Kybalión explica que a
mayor vibración, mayor es la posición en la escala de planos.
El
Ser humano, comprendido desde una visión integral, cuenta con un cuerpo físico
perteneciente al plano físico y una energía psíquica que es instrumento de su
identidad –su Alma- que vibra en el plano mental. Sin embargo no dejan de ser
ambas vestiduras o herramientas de su existencia para los fines de las
circunstancias vitales que ha elegido y más allá de aquellas, su esencia Espiritual,
propia del plano Espiritual, late silenciosamente en él, dándole su verdadera
Vida. Por eso se habla del hombre como un pequeño universo entre uno mayor, un
ser que habita varios mundos o dimensiones al mismo tiempo, y es conocedor de
su multidimensionalidad.
De
la misma manera en que los 3 planos vibracionales cohabitan en el ser humano,
todos los aspectos de su vida y las diferentes formas de expresión de sus
dimensiones tienen también una vibración particular. Comenzando por su anatomía
integrada por diversos tipos vibracionales de materia –desde los densos huesos hasta
la delicada red de circuitos electromagnéticos y corrientes de energía vital -,
y terminando con un mundo psíquico casi desconocido por quienes pretenden
estudiar su Alma.
Si
empezamos a reconocer que toda emoción y todo pensamiento humano hacen parte
del Gran Plano Mental, compartido incluso con otros Seres, y que éstos también
pueden tener diferentes grados de vibración, desde lo más denso a lo más sutil,
veremos que no es tan complejo observarlos y darles un determinado orden que
nos permita posteriormente transmutarlos o “moldearlos” con la ayuda integrada
de las demás leyes.
Conocer
las diferencias vibracionales que existen, entonces, es una clave básica para
comenzar el camino de autoconocernos y entrar en los escurridizos pasadizos del
alma, especialmente cuando ésta, desviada de las leyes naturales, cuya
expresión en el plano mental derivan de los Principios Universales, se enferma inexorablemente, contaminada por aspectos parasitarios
que no corresponder a la verdadera Naturaleza más pura del Ser Humano.
Para ampliar este tema ver en"Consultas": Planos Vibracionales y Reinos Naturales
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.