sábado, 27 de septiembre de 2014

Ley de Polaridad


“Todo es doble; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse”
Hermes Trimegistro – El Kybalión


Dicen que en el Principio, La Fuente de Todo,
quizo conocerse a Si Misma.
Entonces lo primero que hizo
fue salirse de Sí para poder verse,
frente a frente, como quien se mira a un espejo.
Desde entonces no solo La Fuente pudo saber cómo era,
sino que pudo Ser muchas cosas más
para seguirse conociendo por toda la Eternidad.

La polaridad es un aspecto de la manifestación de la vida que se repite en todos los niveles vibratorios, ya que desde el origen de la vida misma, La Fuente o Gran Mente de Dios, salió de su primer estado de Potencia absoluta y pasó a un segundo estado de Expresión unificada sin perder el primero, es decir, 2 formas simultáneas de Sí mismo: Pasiva y Activa, que le permitieron Identidad y Manifestación en múltiples formas de vida.
Y a medida que la cascada de manifestación de dicha Vida (niveles de vibración) se iba alejando de la Fuente, las polaridades se fueron extendiendo también hasta su máximo extremo de posibilidad, lo que comprendemos como Espíritu-Materia: aquello que Es y lo que parece Ser, Presencia y Ausencia, Luz y Obscuridad.
Lo que nos dice esta ley es que toda polaridad pertenece a una misma naturaleza ya que comparten el mismo origen - la dualidad presencia/ausencia- y que no pueden existir mutuamente si alguna de ellas es inexistente. La obscuridad, por ejemplo, no puede definirse más que como ausencia de luz, y de manera similar ocurre con otras polaridades: el frío es ausencia de calor, lo blando es falta de dureza o firmeza, lo negativo es carencia de carga positiva, etc. Por eso, y gracias a la física cuántica, hoy en día sabemos que la materia no es más que energía densificada, es decir, la vibración más lenta de una energía superior; por lo tanto el Espíritu es energía vibrando a la máxima velocidad posible y es origen de todo lo manifestado. Y el hecho de que todo lo que conocemos sea visto como extremos opuestos es sólo porque es la misma energía espiritual vibrando en grados diferentes, y por lo tanto si se cambia la vibración aumentándolo gradualmente de un estado a otro, un extremo puede terminar transformándose en su opuesto.
En síntesis, los opuestos lo son tan solo por una distancia que existe en las diferentes escalas de vibración, y el hermetismo enseña que existe la posibilidad de reducir esa distancia, a lo cual llama polarización: pasar de un extremo a otro. De hecho la esencia de la evolución consiste en ello: la transmutación de la energía material en energía espiritual y la elevación vibracional en cada plano.
En el Plano Físico, los experimentos científicos actuales pueden dar cuenta de cómo un elemento complejo puede convertirse en uno simple y viceversa. En la biología humana el paso de un opuesto a otro se da, por ejemplo, cuando las sustancias bioquímicas actúan como mensajeros y dan lugar a reacciones electromagnéticas, descifradas por nuestro cerebro; o cuando una molécula se convierte en una célula en energía potencial que se almacena como una determinada carga electromagnética, para ser utilizada posteriormente (Formación del ATP). De esta manera elementos bioquímicos y cuantificables, se pueden convertir en elementos biofísicos, eléctricos y magnéticos cada vez más difíciles de medir. El corazón humano, por ejemplo, se sabe que es mucho más que un  músculo autónomo: es un centro de proyección de energía magnética. Hoy en día se conoce que nuestro ADN es un medio físico de almacenamiento de “información” (conocida como memoria celular); pero ¿qué es la información?, ¡es energía mental que se expresa en nuestra biología! Dos energías vibrando en diferente sintonía, visible una e invisible la otra que comparten espacio dentro de nuestro cuerpo humano. Dos opuestos que intercambian lugar permanentemente.
Si pasamos ahora al Plano Mental humano, por ley de correspondencia podemos entender que esta misma ley se aplica a dicho nivel. ¿Cuáles son las polaridades más comunes que vivimos los seres humanos? Las emociones opuestas como el odio/amor, valor/miedo, tristeza/alegría, por mencionar solo algunas, y también las actitudes que de ellas se derivan en conjunto con pensamientos que las alimentan: pasividad/actividad, negligencia/diligencia, orgullo/humildad., etc.

La psique humana está plagada de estos extremos, de los cuales vamos y venimos sin comprender lo que nos ocurre –que es la aplicación de la siguiente ley que veremos-, con mayor tendencia a mantener muchas veces la densidad de una emoción que la sutileza de un sentimiento verdadero. Nuestra Psique por lo tanto es de naturaleza dual y muchos autores lo han descrito de diversas maneras cuando hablan de lo Consciente/Inconsciente o Personalidad/Sombra  y esto se debe a que la “Ausencia” le ha ganado a la “Presencia” espiritual, y donde la Luz de los principios espirituales no está presente, el espacio se llena con aquello que No Es, que es ilusorio, y sin embargo causa dolor, enfermedad y muerte. 

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