Dentro de nosotros se esconde un universo en miniatura donde
las Leyes Naturales se cumplen permanentemente. La Polaridad es una de esas
leyes que fácilmente podemos distinguir, en especial cuando se trata de nuestro
cerebro, esa maravillosa máquina que nos conecta también con nuestra Alma y
nuestro Ego. Es a través de él que la polaridad, en este caso de género, se
expresa de tal manera que, gracias a ello, podemos, no solo percibir la
realidad que nos rodea de dos maneras distintas y complementarias, sino
especialmente, podemos re-crearla.
Sin embargo hoy en día, la humanidad mortal, sufre de serias
dificultades para lograr recrear su realidad de manera integral y equilibrada.
Como la propia Ley de correspondencia nos muestra, existe una crisis tanto
afuera –social- del ser humano, como dentro de él –psicológica-. Una crisis que
tiene un fundamento de desequilibrio en cuanto a la polaridad de género, ya que
se ha dado preponderancia más al lado masculino-activo de la vida que al
femenino-receptivo y esta es la razón por la cual estamos desconectados del
verdadero sentido de la Existencia. La vida del hombre actual, por lo tanto
está opacada por el apego al pasado y la angustia del futuro, con el presente –regalo-
sepultado por la racionalidad excesiva; una vida de incansable búsqueda de
sustentabilidad sin satisfacción alguna pues su contraparte –el Principio Vida-
está relegado, vacío de conciencia trascendente.
Nuestro cerebro es el receptor de nuestra energía Mental y
está hermosamente diseñado a imagen del Alma con su polaridad activa-receptiva,
hemisferio izquierdo que le da anclaje al Alma como identidad a través del Ego,
y el hemisferio derecho, que le permite al Ego conectarse con la Luz
Espiritual en beneficio del Alma. Ambos en perfecto equilibrio representan un
potencial grandioso para la realización humana; en desequilibrio, los ejemplos
de conflicto humano sobran.
Un maravilloso ejemplo del funcionamiento de la mente a
través de cada uno de los hemisferios nos lo presenta claramente la científica y
neuroanatomista Jill Bolti, cuya experiencia le permitió entender de manera increíble
la gran importancia del trabajo de nuestra maravillosa máquina cerebral y la
necesidad que hoy en día representa para la humanidad el equilibrarlos a ambos,
en especial, recuperar el papel valioso del hemisferio derecho para comprender
y vivir la vida con toda plenitud.
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