APUNTES BASADOS EN LAS ENSEÑANZAS DE L. RONALD HUBBARD
por Horacio Velmont
Los descubrimientos de L. Ronald Hubbard, plasmados en
Dianética y Cienciología, junto con la tecnología que desarrolló para
devolverle al hombre su cordura, también constituyen un tratamiento válido para
eliminar las programaciones de las victimas del control mental (MK-Ultra,
Monarca, etc.).
Lo primero que hay que saber sobre este tema es que no
existe ninguna diferencia entre el hombre común y las víctimas de la
programación mental. Esta afirmación, que a primera vista parece insólita, se
justifica porque ambos tienen programaciones ignoradas, con la diferencia de
que en el primero dichas programaciones son naturales mientras que las otras
son artificiales.
Cuando digo naturales me refiero a que se han producido por
azar y cuando digo artificiales me refiero a que han sido provocadas.
Otra diferencia es que nadie sabe, salvo Dios, cuáles son
los detonadores en el hombre común de las programaciones, mientras que en las
víctimas MK Ultra hay alguien que los conoce perfectamente: el programador que
las implantó.
¿Significa esto que el hombre común puede transformarse en
un asesino sin haber sido programado de la misma forma que los MK Ultra? ¡Pues
eso es exactamente lo que estoy diciendo! Incluso el hombre común puede ser
peor asesino que el peor de los MK Ultra.
Los asesinos en serie Dhamer y Chikatilo, por ejemplo, no
solo mataban a sus víctimas torturándolas sino que también se las comían. ¿Qué
programador MK le implantaría la orden a un sujeto para que mate a un
presidente y después se lo coma?
Para comprender bien esto hay que analizar los descubrimientos
de L. Ronald Hubbard plasmados en Dianética y Cienciología y difundidos
inicialmente en su libro “Dianética, la ciencia moderna de la salud mental”.
Es un hecho científico observado y probado que el organismo,
en presencia de dolor físico, desconecta, total o parcialmente, a la mente
analítica y que de inmediato graba, como si fuera un CD, todo lo que sucede en
el entorno.
En estos momentos de inconsciencia analítica cada percepción
presente, incluyendo el dolor físico, queda registrada a nivel celular.
La suspensión de la mente analítica en mayor o menor medida
dependerá de la duración del dolor. Si el dolor dura solo un instante, habrá
ahí un instante de suspensión analítica.
Dormirse bajo anestesia y despertar algún tiempo después es
un tipo más complicado de suspensión analítica, ya que incluye dolor físico y
además el veneno de la anestesia.
Hay muchas maneras de suspender el poder analítico,
pudiéndose ver que existe una reducción mayor o menor. Cuando uno se quema el
dedo con un cigarrillo, hay un pequeño instante de dolor y una pequeña cantidad
de reducción. Cuando uno se somete a una operación, la duración puede ser
cuestión de horas y la cantidad de suspensión analítica puede ser extrema.
En los momentos de inconsciencia el organismo registra todo
lo que sucede en el entorno. Esta grabación se denomina engrama. En el engrama
están incluidas todas las percepciones, siendo dos de ellas el dolor físico y
la emoción dolorosa.
Si el engrama es reactivado por uno o varios restimuladores
–es decir, si la persona que tiene un engrama capta en su entorno algo similar
a las percepciones que hay en el engrama– éste pone en funcionamiento, en mayor
o menor grado, todo su contenido, sus percepciones, tales como grifos y
palabras.
La restimulación puede ser mayor o menor. Un restimulador en
el entorno del individuo puede poner en funcionamiento un engrama, solo un
poco, o, si hay muchos restimuladores presentes y el cuerpo se encuentra ya en
mal estado, el engrama puede desplegar toda su fuerza. Pero tanto si el engrama
es restimulado leve o fuertemente, todo su contenida entra en acción de un modo
u otro.
En todos los engramas hay un único denominador común, solo
una cosa que todo engrama contiene y que todos los demás engramas poseen: el
dato de que hay una suspensión de la consciencia, del poder analítico, mayor o
menor.
Por lo tanto, cada vez que un engrama es restimulado, aun
cuando el cuerpo no haya recibido dolor físico, algo de poder analítico se
desconecta. Se podría decir que en alguna medida se produce una especie de
cortocircuito en el órgano u órganos que constituyen la mente analítica.
Esto es sumamente importante para una comprensión mecánica
de la aberración. Es un hecho científico susceptible de prueba y que nunca
varía. Esto sucede siempre: cuando se recibe un engrama, la mente analítica es
suspendida por el dolor físico y la emoción. Cuando un engrama es restimulado,
la mente analítica es suspendida como parte de las órdenes del engrama.
En realidad, se trata de algo muy mecánico. El engrama es
restimulado y parte del poder analítico es suspendido. Esto es tan inevitable
como encender y apagar una luz eléctrica. Tira del cordón y la luz se apaga. La
reducción de la consciencia no es tan drástica –hay grados de luz–, pero es así
de mecánica.
Si se pone a una persona bajo los efectos de la anestesia y
se le corta el pecho recibe un engrama porque su poder analítico fue
desconectado, primero por la anestesia y luego por un dolor en el pecho.
Mientras estaba ahí, en la mesa de operaciones, la mente reactiva grabó el
ruido de los instrumentos, todo lo que se dijo y todos los sonidos y olores. Y
también incluye si una enfermera estaba sujetando uno de sus pies porque estaba
pataleando. Esto es un engrama completo.
En el futuro, cuando la persona oiga ruidos como de
instrumentos se pondrá nervioso en mayor o menor medida sin saber la razón. Si
prestara atención a lo que está sucediendo en su cuerpo en ese momento
descubriría que su pie tiene la ligera sensación de que lo están sujetando.
Sin embargo, no es probable que le preste atención alguna a
su pie porque, si pudiera prestar algo de atención, el dolor del pecho se
encontraría presente en alguna medida. Pero su capacidad analítica ha sido
levemente desconectada. Así como el pie sentía que le estaban sujetando, la
mente analítica tiene la idea de ser suspendida por la anestesia y el dolor.
El restimulador (el ruido) tendió a hacer aparecer
ligeramente el engrama completo, y parte de la orden del engrama es un poder
analítico reducido.
La precisión de esto es como apretar un botón. Si uno
conociera los principales restimuladores de alguien (palabras, tonos de voz,
música, lo que sea: cosas que están archivadas en el banco de la mente reactiva
como partes de engramas), uno podría desconectar casi completamente el poder
analítico de esa persona y dejarla totalmente inconsciente.
Todos conocemos personas que hacen que nos sintamos
estúpidos. Puede haber dos causas para eso, pero ambas proceden de engramas, y
una de ellas es el hecho de que, no importa qué engrama sea restimulado, parte
del poder analítico se desconecta.
Los engramas pueden mantenerse en restimulación crónica si
el entorno es siempre el mismo! Esto significa una suspensión parcial crónica
del poder analítico. La recuperación de la inteligencia por un “clear” (libre
de engramas) y el aumento de dicha inteligencia hasta extremos tan fantásticos
son productos, en parte, de la liberación de órdenes verbales en los engramas
que dicen que él es estúpido, y en mayor parte, del alivio de esta condición de
suspensión crónica.
Esto no es teoría. Es un hecho científico. Es absolutamente
demostrable. El engrama contiene la percepción de un analizador suspendido.
Cuando es restimulado, el engrama vuelve a poner este dato en acción en cierta
medida.
Por lo tanto, los engramas recibidos en “inconsciencia”
hacen que exista una “inconsciencia” parcial cada vez que son restimulados. La
persona que tiene un engrama (cualquier aberrado) no necesita recibir nuevo
dolor físico para que tenga lugar un nuevo momento de “inconsciencia” parcial.
Sentirse “amodorrado”, “adormilado” o “torpe” procede, en parte, de una mente
analítica suspendida parcialmente. Estar “nervioso” o irritado o temeroso,
también conlleva poder analítico suspendido parcialmente.
El hipnotizador tiene “éxito”, cuando lo tiene, porque al
hablar a la gente sobre “sueño” puede poner en restimulación algún engrama que
contenga la palabra sueño y poder analítico suspendido. Éste es uno de los
motivos por los que el hipnotismo “funciona”.
Sin embargo, toda la sociedad, en mayor o menor medida, está
expuesta a la suspensión analítica por la restimulación de engramas.
No obstante, el número de engramas que contenga el banco reactivo
de una persona puede que no establezca el grado de reducción analítica a la que
está sujeta. Una persona puede tener engramas y éstos pueden no haber sido
activados porque quizás no se encuentre en un entorno que contenga un gran
número de retimuladores. En estas condiciones, la posición de su zona de
supervivencia puede ser alta, aun cuando posea un gran número de engramas.
Además, podría haberse autoeducado superando estos engramas en alguna pequeña
medida.
Pero una persona que tiene engramas y vive en una zona de
muchos restimuladores estará expuesta a una gran cantidad de restimulación y
suspensión analítica. En estas condiciones su estado puede cambiar de normal a
demente, es decir, a irracionalidad total. Y en un solo día –como en el caso de
un hombre que experimenta momentos de ira o una mujer que cae en estado de
apatía–, el estado de una persona puede variar de normal a demente y otra vez a
normal. Por lo tanto, hay demencia temporal o demencia crónica.
Esto significa que el aberrado “más cuerdo” un martes, puede
ser un asesino el miércoles si se da la situación precisa que dispara el
engrama exacto.
Un “clear” no es totalmente predecible en cualquier
situación dada, tal es su poder de elección. Pero una persona aberrada se
escapa a toda predicción por las siguientes razones: 1) nadie sabe qué engramas
tiene una persona en su mente reactiva, ni siquiera él mismo; 2) los
restimuladores que una situación contendrá es cosa del azar; y 3) al tener los
factores en los engramas a nivel reactivo, su poder de elección no se podrá
establecer.
La variedad de conducta que se puede desarrollar a partir de
esta mecánica básica es tan amplia que no es de extrañar que algunas filosofías
hayan considerado al hombre un caso perdido.
Obviamente, el factor x es el lenguaje. Veamos un ejemplo.
Supongamos que un individuo es golpeado en la cabeza con un bate de béisbol y
pierde el sentido y de pronto alguien cerca de él grita: “¡Corre, corre,
corre!”.
Supongamos ahora que en otra ocasión este mismo individuo es
dejado inconsciente por un bate en el mismo entorno y alguien grita: “¡Quédate
ahí, no te muevas, estás seguro!”.
Este individuo tiene dos engramas contradictorios sobre la
misma situación. ¿Qué hace entonces cuando ve un bate, o huele uno? ¿Corre o se
queda ahí? Él tiene un dolor parecido para cada acción. ¿Qué sucede en
realidad? Le da un dolor de cabeza. Esto es lo que llamamos conflicto. Esto es
ansiedad, y la ansiedad puede hacerse verdaderamente muy aguda, a nivel
puramente mecánico, cuando uno tiene noventa engramas tirando de él hacia el
sur y ochenta y nueve tirando de él hacia el norte. ¿Va hacia el norte o hacia
el sur? ¿O tiene una “crisis nerviosa”?
El nivel de inteligencia de la mente reactiva es más o menos
que el de un fonógrafo. Se pone la aguja sobre el disco y el disco suena. La
mente reactiva meramente pone la aguja. Cuando intenta seleccionar varios
discos y los hace sonar todos a la vez, suceden cosas.
El banco de engramas está oculto bastante bien de modo que
el hombre solo es consciente en su mente analítica. Cuando está “inconsciente”
su mente analítica es incapaz de guiar a los datos que entran, y por lo tanto
los datos no se encontrarán en lo que, por analogía, se ha dado en llamar
bancos estándares. Por lo tanto, cualquier cosa que entró pasó por alto la
consciencia. Y debido a la omisión la consciencia no puede recordarla ya que no
hay conducto para el recuerdo.
El engrama se introduce cuando la consciencia está ausente;
después opera directamente en el organismo. Únicamente mediante la terapia
dianética puede el organismo entrar en posesión de estos datos, y su
eliminación no depende en absoluto de que la mente analítica haga contacto con
ellos, a pesar de una vieja creencia de que el “darse cuenta” de algo lo cura.
“Date cuenta” de un engrama y sin la terapia dianética estarás rápidamente en
dificultades.
El engrama es recibido por el cuerpo celular. La mente
reactiva podría ser el nivel más bajo de poder analítico, por supuesto, pero
esto no altera el hecho científico de que el engrama opera como si fuera una
conexión soldada al regulador de las funciones vitales, a la coordinación
orgánica y al nivel básico de la propia mente analítica. Por soldado se
entiende “conectado permanentemente”. Esta actuación es la conexión del engrama
como parte de la maquinaria operante del cuerpo.
Un proceso de pensamiento analítico, en cambio, no está
enganchado permanentemente, sino que puede ser conectado y desconectado a
voluntad de la mente analítica. Esto no ocurre con el engrama, y de ahí el
término soldado.
La mente analítica establece un patrón de entrenamiento.
Mediante estímulo-respuesta este patrón de entrenamiento funcionará suavemente
y bien en aquellos casos en que hará el mayor bien al organismo.
Un engrama, por el contrario, es un patrón de entrenamiento
que forma un conjunto completo enganchado permanentemente a los circuitos y
entra en funcionamiento, como patrón de entrenamiento, sin autorización alguna
de la mente analítica. Cuando hablamos de “permanentemente” dejamos a salvo que
eso era cierto hasta la aparición de Dianética.
Al estar las diferentes formas de poder analítico reducidas
por la influencia y por la sugestión imperativa del engrama, la mente analítica
es incapaz de descubrir ninguna razón verdaderamente válida sobre la conducta
del organismo. Por lo tanto, se inventa una razón, pues es su trabajo inherente
asegurar que el organismo siempre tenga razón.
Así como en los experimentos con la hipnosis el tipo que se
quitaba la chaqueta proporcionaba cantidad de explicaciones tontas sobre por
qué se la quitaba, la mente analítica –observando el cuerpo entregado a
acciones irracionales, incluyendo la palabra, para las que parece no haber
explicación– justifica las acciones.
El engrama puede dictar todos los diversos procesos que
sobrevienen en el curso de la vida. Puede citar creencias, opiniones, procesos
de pensamiento o carencia de ellos y acciones de todas clases, y puede
establecer condiciones notables por su complejidad, así como por su estupidez.
Un engrama puede dictar cualquier cosa que contenga –y los
engramas pueden contener todas las combinaciones de palabras del idioma–, y la
mente analítica está obligada, ante el comportamiento o la convicción
irracional, a justificar los actos y condiciones del organismo, así como sus
propios y extraños errores. Esto es pensamiento justificado, es decir, el
esfuerzo de la mente consciente por justificar constantemente la aberración sin
admitir, ya que no puede hacerlo normalmente, que le ha fallado al organismo.
El organismo es, por lo tanto, capaz de tres clases de
pensamiento: 1) pensamiento analítico, que es racional aunque modificado por la
educación y el punto de vista; 2) pensamiento justificado, pensamiento
analítico intentando explicar reacciones; y 3) pensamiento reactivo, que existe
totalmente en términos de que cualquier cosa en un engrama es igual a cualquier
cosa en un engrama, igual a todos los restimuladores en el entorno y a todas
las cosas asociadas a esos restimuladores.
Todos hemos visto a alguien cometer un error y luego dar una
explicación de por qué había cometido ese error. Esto es pensamiento
justificado. El error se cometió, a menos que fuera debido a educación o punto
de vista, por un engrama. Entonces, la mente analítica tuvo que justificar el
error para asegurarse de que el cuerpo tenía razón y que sus computaciones eran
correctas.
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