La creencia de que el Yo Superior de una persona vive en
relación completa con un nivel espiritual superior, en comunicación permanente
con otros “Yo superiores” e incluso con entidades de elevado nivel espiritual,
es un concepto que no compartimos pues no ha sido corroborado por nosotros en
experiencias ni propias ni ajenas. Por el contrario hemos observado múltiples
casos en los que los “Yo superiores” expresan dificultad para percibir el
estado espiritual de otras entidades o incluso de recordar sus propias
vivencias. En relación a esto hemos encontrado asociación entre, la falta de
conexión del consultante con las propias intenciones de su Alma, es decir, su
impulso espiritual poco consciente, con una tendencia al control dominante de
su ego que hasta cierto punto lo incapacita para confrontar las vivencias
pasadas. Esto nos indica que estas Almas se encuentran en un letargo espiritual,
debido posiblemente a la fuerza negativa de los roles de ego presentes durante
su encarnación, los cuales le dificulta su capacidad de salir de su mundo
personal y conectarse con el nivel propio de su Espíritu y por lo tanto su
conciencia es más limitada.
Un Espíritu encarnado, cuya Alma ha adquirido una conciencia
espiritual más despierta y amplia, probablemente podrá establecer –como Yo
Superior– una conexión más fluida con otras entidades, y tener mayor acceso
consciente a su propia historia personal, así como su ego o personalidad
podría, a fuerza de trabajo interno e interés por su crecimiento espiritual,
mejorar su conexión con su Yo Superior escuchando más a su Alma, facilitando
así su propio despertar. Estas características propias de cada Yo Superior,
hace que cada canalización se dé de manera particular y diferente.
Por otro lado, hemos observado en la experiencia, que cuando
un Espíritu está encarnado, el Alma está necesariamente influenciada por la
vivencia cotidiana del plano físico y por lo tanto está actuando en conjunto
con su ego o personalidad encarnada (esto se da de manera natural por la
presencia de los cuerpos mental y emocional de la persona), lo cual parece en
ciertos casos formar un velo que de alguna manera separa la conciencia del Yo
Superior con otras realidades espirituales –a menos que esté haya estado
entrenada para ello, siendo capaz en este caso de separar sus experiencias
emocionales y mentales primarias para contactar con aspectos más elevados o
sutiles de las mismas–. Esto nos ha mostrado cómo cada Yo Superior está en
realidad más centrado en su tarea evolutiva y su conciencia está más puesta en
sus acciones y aprendizajes a través del plano físico que en la de otros seres o
en la búsqueda de conocimiento en otros planos de conciencia (astral y mental)
como se ha especulado, ya que cada experiencia de vida es una oportunidad de
exploración íntima del Espíritu con el mundo material. Es aquí donde la
capacidad psíquica del canalizador permite ir más allá de las limitaciones de
un Yo Superior y ayudar en el proceso de trasmitir su experiencia, visualizando
aquellos aspectos que podrían ser evadidos por la entidad (no confrontados) o
que no pudo traer a su conciencia en el momento de la canalización.
Cuando se trata de canalizar entidades no encarnadas hemos
encontrado que entre más alto sea el nivel de conceptualización o amplitud de
conciencia de la entidad, mayor es su influencia sobre el campo energético
mental del canalizador sensiblemente abierto; pero para que esta comunicación
se dé debe existir por parte del canalizador un desbloqueo que le permita
liberarse de sus propias limitaciones autogeneradas por sus creencias, o
temores, o por sus fluctuantes e inestables cambios emocionales. No está por
demás decir que se requiere como en todo la fe, expresada como certeza o
convicción de la presencia permanente del guía espiritual o del Maestro a quien
le hemos abierto la puerta de nuestro llamado o intención. Cada canalizador puede
presentar una relación de empatía con determinada entidad de acuerdo al rayo o
línea de trabajo espiritual a la que sus almas sean afines. Es más fácil en
este sentido canalizar entidades que vibren en los mismos intereses y tareas de
vida que aquellas que no son afines a las mismas tendencias espirituales.
Al intencionar entidades guías, hemos encontrado que la
falta de Integración Psicológica que existe en la gran mayoría de los seres
humanos, incluidos los canalizadores, puede afectar la forma en que es
trasmitido un mensaje proveniente de este tipo de seres, ya que la canalización
siempre estará influenciada y filtrada por el estado espiritual del
canalizador; y dicho estado espiritual va estar condicionado por los ciclos
naturales propios de la vida del canalizador: sus pruebas emocionales y
kármicas, la claridad lograda en su investigación personal del mundo
espiritual, y sus avances en su propio trabajo interno. Puede suceder, por
ejemplo que el mensaje sea tergiversado o mal interpretado debido a las
creencias espirituales propias del canalizador. Sin embargo, cuando la
presencia de una entidad de alto nivel evolutivo es reconocida por un
canalizador, es decir, éste percibe su energía, gran parte de su tarea evolutiva
pendiente es fortalecida por la entidad superior y de manera progresiva estos
“baches” van siendo mejorados, siempre que el canalizador sea trasparente y se
deje conducir intuitivamente por el mensaje. Dicho “pulimiento” puede tomar
varias vidas.
De todas formas en cualquier tipo de canalización, no se
puede dejar a un lado que durante el proceso mismo siempre hay intervención del
carácter propio del canalizador, y que es el cuerpo mental y emocional del
canalizador los que están mediando el mensaje trasmitido. Lo cual por lógica
nos hace comprender que el estilo del lenguaje, así como la interpretación
misma del mensaje estará indefectiblemente asociado al conocimiento previo del
canalizador y al estudio de los temas que canalice. Por eso entre menos
preconceptos o creencias cerradas frente al tema de la canalización y frente a
diferentes asuntos de carácter esotérico o incluso científico posea un
canalizador, el lenguaje será más simple, concreto y fiel.
Fidelidad y
alcances de la Canalización
Todos estos análisis explican por qué la canalización es
totalmente falible e imperfecta. Nuestra postura ,en síntesis, es que ningún
canalizador posee una fidelidad máxima o mínima, sino que dicha “fidelidad” es
relativa y dependiente del asunto transmitido, de la facilidad de
interpretación del mensaje (para lo cual siempre influye el banco de
información previa del canalizador), del momento de la recepción y estado
psíquico del canalizador, del nivel espiritual de la entidad y su cercanía
(guía o empatía) con el canalizador, de si la entidad está encarnada o
desencarnada, o si es un ser de nivel espiritual superior o alguien más próximo
a nosotros.
A pesar de todos estos factores que les compartimos basados
en nuestro estudio y experiencia personal, la canalización telepática es sin
duda alguna, uno de los más maravillosos dones que puede desarrollar un ser,
especialmente cuando es puesto al servicio de sus hermanos en la búsqueda
espiritual. Su perfeccionamiento seguramente hará que con el tiempo sean más y
mejores los canalizadores del mundo y su trabajo de luz sea reconocido no con
ánimo de protagonismo, sino como parte de una ciencia mayor que establezca
nuevos principios y nuevas posibilidades para la sanación y progreso del ser
humano.
Para más información sobre este tema ver en "Consultas": Auditación Indirecta
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