martes, 30 de septiembre de 2014

Ley de Ritmo


“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso; todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la izquierda; el ritmo es la compensación”
Hermes Trimegistro – El Kybalión


Esta ley es la ley del segundo movimiento, el que se da dentro del espacio-tiempo. Es el movimiento desplazado que naturalmente existe entre las diversas polaridades que se forman en todos los planos de vibración. Es la ley que explica por qué la naturaleza se mueve a través de ciclos, pasando de un estado a otro con un ritmo asombroso: lo pequeño nace y se hace grande, lo grande o maduro se transforma en algo mejor, más sutil, o se reduce en la muerte; el día aparece detrás de la noche y siempre sale el sol después de cualquier tormenta. Nada se queda en un estado por siempre, siempre hay cambio, transformación, porque en la vida todas las leyes buscan alcanzar un equilibrio, un acercamiento hacia el propósito evolutivo del Universo.
Y es por esta finalidad de equilibrio o compensación, que nada puede quedarse detenido en una polaridad, y cuando se experimenta un fuerte extremo, esta ley se encarga de llevarnos al otro lado. De esta manera, al conocer los extremos que se encuentran fuera de nuestro Dharma -Destino o Propósito- nos vamos acercando a ese “centro” donde se halla la Verdad. Como dice la frase popular: “todo extremo es negativo” aunque hace referencia a los estados más densos de la experiencia humana donde lo activo y receptivo (derecha – izquierda) se turnan entre sí sin un ascenso de conciencia, y como dijimos respecto a la ley de polaridad en la cual “los extremos se encuentran”, las vivencias de ambas polaridades tienen una finalidad muy clara y es el aprendizaje de ese “Camino del medio” en el cual las cosas alcanzan estabilidad y en la vida humana el Alma adquiere la anhelada paz o imperturbabilidad del desapego, en la cual el dolor y el placer dejan de convertirse en ese angustiante miedo o ese deseo de control sobre nuestras vidas.
Parte del proceso evolutivo –y en el ser humano su retorno a la luz-, es asimilar cada experiencia comprendiendo la función que cumple esta ley y observar cómo opera haciéndonos vivir diferentes momentos que se nos presentan de manera opuesta: lloramos al día siguiente de haber estado en nuestra mayor euforia, o nos quejamos de la enfermedad después de abusar de nuestra vitalidad en el exceso, y la abundancia suele llegar luego de haber enfrentado la batalla de la carencia, por poner solo algunos ejemplos. Y en nuestro mundo emocional suele moverse con tal rapidez que con frecuencia nos confundimos en medio de agitados cambios internos: pasamos de la pasión al odio (rechazo) con relativa rapidez, y de la ira  a la tristeza o frustración cuando no aceptamos lo que vemos a nuestro alrededor.
Sin embargo cuando las polaridades son de ausencia/presencia a nivel de los Principios Universales, la tendencia de la ley es a llevarnos hacia la polaridad más sutil (presencia) que es la más afín a la esencia del ser humano. Es decir, si se experimenta con el odio, la ira, la pasión desenfrenada, las polaridades superiores según su naturaleza que son el Amor y la Voluntad y sus hijas: la aceptación, la paz, el valor, son las que se presentarán como únicas salidas a nuestros conflictos, para prevenir el dolor del ritmo de las emociones densas. Es por esto que los maestros enseñan la templanza y el autodominio, como medio de poder manejar esta ley del “péndulo”, para estabilizar nuestra alma hacia la polaridad más positiva. Este es el arte de la “neutralización” del cual habla el Kybalión y quien puede aprenderlo sabrá evitar los efectos de los movimientos extremos, no solo a nivel emocional sino también en las situaciones diarias. Es el desarrollo inteligente de la habilidad de no dejarse arrastrar por emociones, pensamientos y situaciones negativas por esta ley, sino que, conociendo esta ley, se actúe con previsión y firmeza para mantenerse en la polaridad más positiva y cercana al mundo espiritual. Por eso es importante conocer cuáles son esas polaridades positivas y activarlas diluyendo las negativas o densas.

La ley de ritmo podrá entonces seguir con su movimiento pero desde planos vibracionales cada vez más elevados dentro del ciclo natural del dar y recibir, entregar y entregarse, un reto y una meta para todo ser humano que busca transformar su vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.