“Todo fluye y refluye; todo tiene sus períodos de avance y retroceso;
todo asciende y desciende; todo se mueve como un péndulo; la medida de su
movimiento hacia la derecha, es la misma que la de su movimiento hacia la
izquierda; el ritmo es la compensación”
Hermes Trimegistro – El Kybalión
Esta
ley es la ley del segundo movimiento, el que se da dentro del espacio-tiempo.
Es el movimiento desplazado que naturalmente existe entre las diversas
polaridades que se forman en todos los planos de vibración. Es la ley que explica
por qué la naturaleza se mueve a través de ciclos, pasando de un estado a otro
con un ritmo asombroso: lo pequeño nace y se hace grande, lo grande o maduro se
transforma en algo mejor, más sutil, o se reduce en la muerte; el día aparece
detrás de la noche y siempre sale el sol después de cualquier tormenta. Nada se
queda en un estado por siempre, siempre hay cambio, transformación, porque en
la vida todas las leyes buscan alcanzar un equilibrio, un acercamiento hacia el
propósito evolutivo del Universo.
Y es
por esta finalidad de equilibrio o compensación, que nada puede quedarse detenido
en una polaridad, y cuando se experimenta un fuerte extremo, esta ley se
encarga de llevarnos al otro lado. De esta manera, al conocer los extremos que
se encuentran fuera de nuestro Dharma -Destino o Propósito- nos vamos acercando
a ese “centro” donde se halla la Verdad. Como dice la frase popular: “todo
extremo es negativo” aunque hace referencia a los estados más densos de la
experiencia humana donde lo activo y receptivo (derecha – izquierda) se turnan
entre sí sin un ascenso de conciencia, y como dijimos respecto a la ley de
polaridad en la cual “los extremos se encuentran”, las vivencias de ambas
polaridades tienen una finalidad muy clara y es el aprendizaje de ese “Camino
del medio” en el cual las cosas alcanzan estabilidad y en la vida humana el
Alma adquiere la anhelada paz o imperturbabilidad del desapego, en la cual el
dolor y el placer dejan de convertirse en ese angustiante miedo o ese deseo de
control sobre nuestras vidas.
Parte
del proceso evolutivo –y en el ser humano su retorno a la luz-, es asimilar
cada experiencia comprendiendo la función que cumple esta ley y observar cómo
opera haciéndonos vivir diferentes momentos que se nos presentan de manera opuesta:
lloramos al día siguiente de haber estado en nuestra mayor euforia, o nos
quejamos de la enfermedad después de abusar de nuestra vitalidad en el exceso,
y la abundancia suele llegar luego de haber enfrentado la batalla de la
carencia, por poner solo algunos ejemplos. Y en nuestro mundo emocional suele
moverse con tal rapidez que con frecuencia nos confundimos en medio de agitados
cambios internos: pasamos de la pasión al odio (rechazo) con relativa rapidez,
y de la ira a la tristeza o frustración
cuando no aceptamos lo que vemos a nuestro alrededor.
Sin
embargo cuando las polaridades son de ausencia/presencia a nivel de los
Principios Universales, la tendencia de la ley es a llevarnos hacia la
polaridad más sutil (presencia) que es la más afín a la esencia del ser humano.
Es decir, si se experimenta con el odio, la ira, la pasión desenfrenada, las
polaridades superiores según su naturaleza que son el Amor y la Voluntad y sus
hijas: la aceptación, la paz, el valor, son las que se presentarán como únicas
salidas a nuestros conflictos, para prevenir el dolor del ritmo de las
emociones densas. Es por esto que los maestros enseñan la templanza y el
autodominio, como medio de poder manejar esta ley del “péndulo”, para
estabilizar nuestra alma hacia la polaridad más positiva. Este es el arte de la
“neutralización” del cual habla el Kybalión y quien puede aprenderlo sabrá evitar
los efectos de los movimientos extremos, no solo a nivel emocional sino también
en las situaciones diarias. Es el desarrollo inteligente de la habilidad de no
dejarse arrastrar por emociones, pensamientos y situaciones negativas por esta
ley, sino que, conociendo esta ley, se actúe con previsión y firmeza para
mantenerse en la polaridad más positiva y cercana al mundo espiritual. Por eso
es importante conocer cuáles son esas polaridades positivas y activarlas
diluyendo las negativas o densas.
La
ley de ritmo podrá entonces seguir con su movimiento pero desde planos
vibracionales cada vez más elevados dentro del ciclo natural del dar y recibir,
entregar y entregarse, un reto y una meta para todo ser humano que busca
transformar su vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.