por Horacio Velmont
Quienes siguen mis investigaciones saben que en la solución
de los enigmas me guío por la Doctrina del dato estable, que se basa en que no
es necesario que un dato sea verdadero sino que basta con que detenga la
confusión.
Esto significa que yo tomo los datos como si fueran ciertos,
pero sin dejar de tener la expectativa de que puedan aparecer otros datos que
resuelvan mejor el enigma.
En el caso del origen del hombre yo me basé en mis inicios
en Zecharia Sitchin, quien traduciendo las tabletas sumerias concluyó que hace
miles de años seres extraterrestres, llamados Anunnaki, provenientes del
planeta Nibiru vinieron al nuestro y crearon la raza humana mezclando los genes
del homínido existente con el de ellos. Esta creación se debió, según Sitchin,
a que necesitaban esclavos para que liberaran a los nibiruanos de los trabajos
pesados.
No obstante que las teorías de Sitchin son aceptadas en
general por muchos, con algunas naturales disidencias, había algo que no me
cerraba, y es que en dichas tabletas se habla de que esos extraterrestres, que
eran de naturaleza reptil, crearon al hombre “a su imagen y semejanza”.
La pregunta era cómo seres reptiles podrían haber creado al
hombre “a su imagen y semejanza”. ¿Alguien alguna vez vio un reptil rubio?
Estas inquietudes se las planteé a los profesores Daniel
Asamuya y Denyse Gómez, quienes me dieron algunos datos que me hicieron tomar
otro camino, mucho más verosímil que el transitado por Sitchin. Dichos datos
pueden leerse en la carta aclaratoria: “Sobre
a Anunnakis y origen de la humanidad” (Ver “Anunnakis”)
En principio quiero aclarar que se le ha reprochado a
Sitchin ser desinformador, pero lo real es que él se limitó a traducir las
tabletas sumerias. Harina de otro costal es que dichas tabletas relaten una
historia falsa.
El primer error que voy a destacar es con respecto al nombre
“Anunnaki”, que no debió ser utilizado para designar a los extraterrestres del
planeta Nibiru, porque este nombre era usado por los primitivos terrestres para
nombrar a seres que descendían con sus naves desde el cielo. Anunnaki,
precisamente, significa “vinieron de arriba”. Vinieron de arriba, no de un
planeta o de cualquier otro lugar.
Supongamos que estos seres tenían asentada su nave a cierta
distancia de la superficie y cuando necesitaban descender a tierra lo hacían en
naves más pequeñas. Por este hecho los mencionados primitivos habitantes los
denominaban Anunnaki.
El error, por lo tanto, es afirmar que los denominados
Anunnakis eran los extraterrestres que provenían del planeta Nibiru. Para los
primitivos habitantes, ellos eran seres que no venían de ningún otro lugar que
no fuera “de arriba”. ¿Pero de dónde provenían en realidad?
Ahora bien, estos seres que descendían de tanto en tanto con
sus naves ¿eran extraterrestres? Pues la respuesta es que no. No eran extraterrestres
sino terrestres que provenían del interior de la Tierra. En otras palabras,
eran terrestres pero su mundo originario no era la superficie del planeta sino
su interior.
Cabe señalar que cuando Jesús les dijo a sus discípulos “mi
reino no es de este mundo”, lo que les quiso decir es, precisamente, que su
reino era la Tierra hueca. Jesús, habitante del interior de la Tierra encarnó
en la superficie para recordarnos nuestro verdadero origen. El famoso Edén
también se encuentra en este lugar y no en Irak como se ha dicho.
Los seres del interior de la Tierra son precisamente altos y
rubios, de apariencia humana, y de ahí surge que el hombre haya sido creado a
su imagen y semejanza. Si hubieran sido reptiles, nosotros tendríamos
apariencia reptiloide y no humana.
Corrobora la existencia de estos seres el relato de un
marinero noruego que navegó a través de una entrada al interior de la Tierra en
el Polo Norte. El libro se titula “El dios humeante (en ingles “The Smoky
God”).
Willis George Emerson (1856-1918) fue un novelista
estadounidense de Chicago, periodista, abogado, político y promotor, que formó
la Sociedad Norteamericana de cobre en Wyoming y fundó la ciudad de Campamento,
Wyoming.
El Dios Humeante, o un Viaje al interior de la Tierra es un
libro de 1908 que se presenta como el relato verdadero de un marinero noruego
llamado Olaf Jansen, y explica cómo éste navegó a través de una entrada al
interior de la Tierra en el Polo Norte. Un día Olaf Jansen y su padre iban en un
bote pesquero con el fin de llegar a la tierra que estaba más allá del viento
del norte. Sin embargo, una extraordinaria tormenta los llevó muy lejos, a
través de una apertura polar que conduce al interior de la Tierra.
En el regreso, su padre perdió la vida al chocar la
embarcación con un témpano de hielo, quedando su bote destruido. Olaf Jansen se
salvó para posteriormente pasar veinticuatro años en un manicomio por haber
contado la historia de su experiencia. Al salir del manicomio guardó su secreto.
Empezó a trabajar como pescador y logró ahorrar lo
suficiente para trasladarse a Estados Unidos, estableciéndose primero en
Illinois y después en California. Próximo a cumplir 90 años, Olaf conoce a
Willis G. Emerson, con quien hace amistad y le relata su aventura.
A la muerte del anciano, Emerson recibe no sólo los mapas
del interior de la Tierra que Jansen había dibujado, sino también el manuscrito
donde el noruego describió su experiencia y que, en vida, no mostró a ninguna
persona por el temor de ser tomado nuevamente por un loco y ser detenido.
Emerson (que publicó la obra en 1908) rescata en sus páginas
el extraordinario viaje de Olaf; en sus páginas se habla de las gentes que el
marino vio en las entrañas del planeta, y cuya lengua nativa dice haber
aprendido junto a su padre durante los dos años que pasaron con ellos.
Jansen afirma que los habitantes subterráneos viven de
cuatrocientos a ochocientos años, tienen una estatura media superior a los tres
metros y poseen un altísimo nivel científico. Su mundo estaba iluminado por un
sol central “humo”, su ciudad capital era denominada como Edén y existían
cuatro grandes ríos: el Éufrates, el Pisón, el Gihón y el Hidekel.
Trabajos posteriores de otros autores han identificado la
civilización que Jansen encontró con Agartha.
El libro completo de El dios humeante puede verse en este
link:
http://www.alazul.com/sites/default/files/el-dios-humeante-the-smoky-god-spanish-by-ones.pdf
LECTURA RECOMENDADA
¿Jesús existió realmente?
(En este link puede profundizarse sobre la verdadera
historia de la creación de Adán y Eva).
http://www.grupoobnosis.com/51/
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